GARA
PARÍS

El Estado francés, locomotora europea del producto ecológico

El mercado de los productos ecológicos continuó registrando un crecimiento de dos cifras en 2019, colocando al Estado francés como nuevo líder europeo junto a Alemania, una posición que el Hexágono podría confirmar en este 2020 gracias al acelerón del consumo que se ha observado durante el confinamiento provocado por la pandemia del nuevo coronavirus. Aumenta el consumo y también el suelo agrícola destinado a este tipo de explotaciones.

El mercado ecológico movió el año pasado en el Estado francés cerca de 12.000 millones de euros (1.400 millones más que en el ejercicio anterior), al mismo nivel que Alemania, hasta ahora líder en solitario en este ránking en Europa, según anunció la pasada semana Agence Bio, el organismo público que controla la evolución de los productos ecológicos en el Hexágono.

«El mercado alemán siempre ha sido el primero en Europa y ahora estamos a punto de ponernos a la par», comenta con satisfacción Philippe Henry, presidente de la citada agencia, durante una entrevista con AFP.

Entre los productos que están tirando del sector, Henry destaca este: «un tercio de los huevos con cáscara vendidos en Francia es un huevo bio».

Otros que conocen una fuerte progresión, superior al 15%, son «principalmente productos transformados», tal como recoge la agencia en su informe anual. Aquí se incluyen productos congelados (+31%) –helados, sorbetes, pizzas y verduras–, cervezas (+24%), lácteos (+18%, sin tener en cuenta la leche líquida), charcutería (+16%), y zumos y bebidas sin alcohol (+16%).

Para responder a esta demanda galopante, las superficies agrícolas cultivadas de forma ecológica continúan su progresión, alcanzando 2,3 millones de hectáreas (300.000 más que en 2018). A finales de 2019 había registradas 47.000 granjas bio.

A la vanguardia de la producción agrícola francesa en la que se está creciendo la parte ecológica hay cuatro sectores.

«Tenemos los grandes cultivos (cereales) que han seguido creciendo el año anterior –otras 100.000 hectáreas se han pasado al bio–; tenemos la arboricultura, el 25% es bio o está en transición; en la viticultura sucede algo parecido, con el 14% de las viñas que ya son orgánicas; y puedo citar igualmente las verduras», enumera Henry.

En total, a finales de 2019 las superficies cultivadas de forma ecológica representaban el 8,5% del total de la superficie agrícola útil (SAU). El presidente de Agence Bio reconoce, sin embargo, que será «difícil» alcanzar el 15% de SAU de aquí a 2022, objetivo marcado por el Gobierno francés para el fin del quinquenato de Emmanuel Macron. «Para lograrlo casi habría que doblar las conversiones en los dos próximos años», precisa.

Entre los factores susceptibles de impulsar nuevas transformaciones, la demanda podría conocer una aceleración este mismo año: ya ha registrado «un pequeño acelerón» durante el confinamiento, con «un 8% de consumidores más en un periodo de dos meses».

Otra buena noticia, según opina, es la puesta al día con los retrasos en el pago de las ayudas europeas para productos orgánicos, ya que el Gobierno anunció a principios de julio que el calendario de pagos se había «restablecido totalmente».

El papel de las grandes cadenas

La única sombra es la presión sobre los precios que ejercen algunos de los actores de la gran distribución, lo que ha sido denunciado especialmente por la FNSEA (Federación Nacional de Sindicatos de Agricultores).

El modelo de tiendas especializadas avanza, pero «la gran distribución cada vez tienen una participación más importante, ya que han comprendido que lo bio es un eje de crecimiento», como resumía Christian Weinsberg, administrador de la cooperativa Biocoop, durante una conferencia de prensa que ofreció recientemente.

La gran distribución, que anteriormente representaba menos de la mitad de las ventas, llegó a copar hasta el 55% del mercado en 2019.

Una tendencia que podría ser consolidada por los gigantes de la industria agroalimentaria. «Grupos como Danone o Nestlé están trabajando mucho sobre estas cuestiones en estos momentos y van a lanzar gamas bio en todos sus productos», añadía Weinsberg.

«La gran distribución tiene un lugar que ocupar, pero hace falta un equilibrio entre ella, las tiendas especializadas y la venta directa», reclama Henry, que también desea ver un desarrollo positivo en las contrataciones, con «compromisos a largo plazo sobre precios y volúmenes».