Iñaki IRIONDO
GASTEIZ

Osakidetza cierra el 20% de camas, como cualquier verano sin covid-19

«Como sucede anualmente en el conjunto de los sistemas sanitarios, ante una disminución de la demanda de los servicios sanitarios por parte de la ciudadanía, Osakidetza se adapta a las necesidades reorganizando sus recursos». Quien rubrica esta afirmación es la consejera de Salud, Nekane Murga, y la consecuencia supone que de 5.121 camas hospitalarias del sistema público de salud de la CAV se han cerrado al menos 1.044.

Ese 20,38% de cierre de camas es el que como media viene manteniendo Osakidetza en los último veranos –entre críticas de los sindicatos–, pero se da la circunstancia de que en este 2020 estamos en medio de una pandemia mundial por el covid-19, que provocó que durante marzo, abril y mayo se aplazaran numerosas operaciones quirúrgicas consideradas no urgentes. Y aunque oficialmente a finales del mes de mayo se recuperó la normalidad «prácticamente», el resto hasta llegar a la totalidad se está haciendo cada vez más notoria.

Según el Departamento de Salud, también la atención primaria está adaptándose «a la disminución de la demanda de los servicios sanitarios por parte de la ciudadanía» durante el verano. Sin embargo, son múltiples las quejas privadas y públicas de pacientes que se encuentran con que por falta de médicos para atenderles, les están retrasando las consultas para después de agosto, incluso aquellas que supuestamente estaban sujetas a análisis y controles de dosis.

Respuesta del Departamento

A la solicitud de información realizada por la parlamentaria de EH Bildu Rebeka Ubera sobre «el cierre de camas en la temporada de verano», la consejera de Salud en funciones, Nekane Murga, se sintió en la obligación de aclarar que «en primer lugar, se ha de indicar que la adaptación del número de camas a las vacaciones estivales no conlleva una disminución/reducción de personal».

A esto añade que «por ello, en periodo vacacional, la planificación de la actividad y de las vacaciones y ausencias (licencias y permisos) del personal de plantilla se realiza de manera conjunta, de forma que se dé respuesta a las necesidades de cobertura de la unidad y no sea necesario tener que realizar reasignaciones del personal». Al margen de que las denuncias de los sindicatos de sanidad no coinciden con el relato gubernamental, llama la atención que en las explicaciones ofrecidas por el Departamento al Parlamento no se haga ninguna referencia a la situación excepcional que se está dando este 2020 con la pandemia del covid-19.

El cierre de más de mil camas de las cinco mil de las que dispone Osakidetza es el habitual en cualquier verano sin una crisis sanitaria como la actual.

El año pasado, en 2019, Osakidetza explicaba que trata de «mantener el índice de ocupación de las camas en torno al 80% a lo largo del año por lo que se adecúa el número de camas operativas en base a la demanda asistencial de cada periodo. Por ello, de la misma manera que en época invernal el número de camas se amplía, en época estival su número disminuye ya que son menos las personas que precisan ingreso o estancia hospitalaria».

Según aseguraba el Servicio Vasco de Salud, «se trata de un ejercicio de gestión eficaz de los recursos públicos y una acción que resulta fundamental para garantizar la propia sostenibilidad del sistema».

Aplazamientos recuperados

Durante los momentos más duros de la crisis del coronavirus, Osakidetza se vio obligada a suspender las intervenciones quirúrgicas, los tratamientos y las asistencias que no resultaran inaplazables, incrementando de forma considerable las listas de espera.

El 30 de mayo, la consejera Nekane Murga aseguró que Osakidetza había «recuperado prácticamente el 100% de la actividad quirúrgica en el turno de mañana y en junio comenzaría a programarse también por la tarde». En cuanto a las consultas externas y las pruebas complementarias, «la recuperación es más lenta y la actividad se sitúa entre el 40 y el 70%».

Hay testimonios que hacen dudar de esto y de que estemos en un verano como otros.