Víctor ESQUIROL
VERSIÓN ORIGINAL (Y DIGITAL)

Joyas de la Atlàntida (I)

En un año en el que han caído, cual moscas, prácticamente todas las certezas sobre las que se asentaba nuestro día a día, es glorioso constatar que el apocalipsis del coronavirus ha tenido al menos el detalle de respetar algunas de las celebraciones que más sentido dan a nuestro calendario. Así pues, por suerte, un verano más toca refugiarse en la plataforma Filmin, donde en su cada vez más extenso y rico catálogo vuelve a brillar el faro del Atlàntida, festival online pionero que por supuesto no podía fallar al compromiso de hacer llegar a nuestro hogar algunas de las cintas más reveladoras de la temporada. Pero no solo esto, pues dicho certamen incide de nuevo en la sanísima costumbre de reivindicar la obra de aquellos grandes autores que en su día a lo mejor nos pasó –injustamente– desapercibida. En esta primera prospección por las siempre apasionantes profundidades del Atlàntida, damos con una joya de cada categoría.

Primero encontramos “Away”, largometraje de debut por parte del letón Gints Zilbalodis. Se trata de una cinta de animación en la que dicho cineasta ejerce de hombre-orquesta, al hacerse cargo de la escritura, de la producción, de la música, del montaje, del diseño de sonido... y por supuesto, de la dirección. Arrastrando todo este peso, el hombre consigue levantar una de las películas más sorprendentes del año. Prescindiendo en todo momento de cualquier línea de diálogo, “Away” propone un viaje increíble en el que las angustias de la supervivencia se agigantan... pero a la vez se diluyen una y otra vez por el maravillamiento vertiginoso al que invita la inmensidad paisajística por la que transcurre esta odisea. Un conjunto cuya portentosa mezcla de ingredientes originarios nos remite a hitos modernos del videojuego de la talla de “Inside” o “Journey”, pero que al mismo tiempo no deja de lucir como lo que realmente es: cine poderoso.

En el otro extremo de esta grandilocuencia visual podemos recuperar, por fin, el largometraje de debut de Céline Sciamma, quien después de “Retrato de una mujer en llamas” se confirmara como uno de los valores más potentes de la cinematografía francesa. En “Lirios de agua”, su hasta ahora inédita ópera prima en nuestro territorio, ya pueden percibirse las excepcionales dotes retratistas de una directora siempre en perfecta sintonía con sus personajes. En este caso, el espectáculo se vive en la íntima cercanía del primer plano, donde empieza a brillar la mirada penetrante de Adèle Haenel. Emociones a flor de piel con motivo del despertar sexual; discreto pero memorable big bang del fascinante universo femenino de Céline Sciamma.