Natxo MATXIN

ADOLFO BAINES, EL OTRO TÉCNICO VASCO QUE DISPUTARÁ LA CHAMPIONS

Julen Lopetegi no será el único entrenador vasco que jugará la próxima campaña la Champions League. También hay otro técnico nuestro que, en condiciones más modestas, disputará el máximo torneo continental de clubes. Es Adolfo Baines, míster del Inter Escaldes andorrano.

Su trayectoria deportiva ha estado siempre ligada a una maleta. Con edad juvenil, le tocó salir de la factoría de Tajonar en los años noventa para defender las porterías de Huesca, Logroñés, Getafe, Nàstic, Badajoz –su mejor etapa– y Tenerife, además de una última campaña en el Milton Keynes Dons –League Two inglesa– en 2007. Su periplo viajero continuó en su etapa como técnico. Tras iniciarse siendo entrenador de porteros y segundo de Vicente Moreno en el ascenso del Nàstic a Segunda A en 2015, acompañó a Josep Maria Noguès en una aventura de dos años con el Paradou AC argelino, al que subieron de categoría, decidiendo ya navegar en solitario el pasado verano al hacerse cargo del Inter Escaldes.

Natural de Izaba y afincado familiarmente en Tarragona, Adolfo Baines no ha podido estrenarse de mejor manera como míster principal, logrando el título de la liga andorrana, lo que le da derecho a disputar la ronda preliminar de la Champions League este sábado frente al Drita kosovar, a partido único en la localidad suiza de Nyon. «En teoría partimos como la cenicienta de los cuatro equipos que juegan dicha ronda, pero llevo ya trabajando cierto tiempo con los jugadores para cambiar lo que podría ser una mentalidad conformista y que rompan con sus propias limitaciones», explica.

Llegados a este punto, solo cabe pensar en soñar y crecer, tanto colectivamente como a nivel individual. «Hemos reforzado la plantilla con cuatro nuevos futbolistas para afrontar este reto con mayores garantías, aunque nosotros somos un club con casi todos amateurs, mientras que el Drita son profesionales», confiesa. «El que los jugadores tengan que vivir de otros trabajos condiciona mucho la preparación, porque en unos cuantos casos ejercen oficios físicos, como la construcción y almacenes. Hay que buscar el equilibrio para que no haya agotamiento», especifica.

En ningún caso entra dentro de los planes arrojar la toalla antes de tiempo, sino más bien al contrario, fijarse en otros clubes que han logrado la hazaña de meterse en la fase de grupos, pese a sus modestas estructuras. «Sin ir más lejos, ahí está el ejemplo más reciente del Dudelange luxemburgués, encadenando dos participaciones consecutivas en la fase de grupos de la Champions. Ese es el espejo en el que nos tenemos que mirar», expone convencido.

Tal es la fe que tiene en sus pupilos y el club, que Baines sigue preparando esta cita histórica del equipo, pese a no haber negociado todavía su renovación en el banquillo. «Debido a la pandemia, hemos estado inmersos en la vorágine de la competición, con dos partidos semanales, y no ha habido tiempo para sentarnos. La entidad sabe de mi ambición deportiva y que no va a haber ningún problema para continuar dando pasos hacia su crecimiento», indica. De hecho, de su mano llegó el primer entorchado liguero para el Inter Escaldes, rompiendo la racha del Santa Coloma, que había encadenado seis títulos consecutivos.

Ahora toca picar piedra

Unas pretensiones futbolísticas que el preparador navarro quiere alcanzar, pero sin caer en unas prisas, «que pueden llevar a estrellarte». «No quiero forzar las cosas en este camino como profesional que he emprendido, pues sé que, con trabajo y perseverancia, los objetivos se acaban consiguiendo y todo llegará». Pone como ejemplo a un buen número de colegas, entre ellos algunos técnicos vascos, que comenzaron como él, desde la base, y que han acabado entrenando a equipos de la élite. «Son casos en los que les ha tocado picar mucha piedra para llegar ahí, y yo me encuentro todavía en esa primera fase», admite.

Reconoce, asimismo, que el hecho de que vaya a disputar la máxima competición continental, aunque sea en su ronda inicial, es un estímulo añadido y que fue una de las razones por las que fichó por el equipo andorrano, a la vista de las posibilidades que había, por la clasificación liguera, de jugar un torneo europeo. Lograr el título doméstico ya ha sido suficiente éxito, aunque por motivo de la pandemia, no se pudiese celebrar con mayor intensidad. «Nos tomamos unas cervezas y echamos unas risas en una cervecería cercana al estadio, hasta que el dueño nos echó a una hora prudencial, dado que muchos tenían que trabajar al día siguiente», recuerda con una sonrisa.

Como buen trotamundos del fútbol, Baines sabe que quizás un día se le pueda presentar la posibilidad de entrenar a algún conjunto vasco. «Está claro que la tierra siempre tira y para mí sería una gran oportunidad. Siento que estoy creciendo como técnico y que cada día me veo mejor preparado para afrontar nuevos retos. No puedo esconder que uno de mis objetivos es llegar como entrenador a la Primera División que no pude alcanzar como futbolista», concluye este aventurero del balón.