GARA
DONOSTIA
CRISIS DEL CORONAVIRUS

La pandemia carga aún más a las mujeres de las tareas domésticas

Un informe publicado por Emakunde concluye que la pandemia ha aumentado la carga de los trabajos sin remunerar que realizan sobre todo las mujeres en el hogar. También en el ámbito del trabajo remunerado, según el Instituto Vasco de la Mujer, los sectores feminizados han tenido que trabajar más duro de lo habitual.

El Instituto Vasco de la Mujer publicó a principios de agosto la investigación “La igualdad en época de pandemia El impacto del covid-19 desde la perspectiva de género”, con el objetivo de advertir de la desigual incidencia de la pandemia en mujeres y hombres, así como plantear diversas recomendaciones para adecuar las respuestas a la perspectiva de género.

La crisis, según Emakunde, «está teniendo y tendrá un impacto negativo más significativo en aquellas personas que presentaban ya antes una situación de mayor vulnerabilidad» y, en consecuencia, «la desigualdad de género explica que dentro de estos grupos las mujeres y las niñas estén más expuestas a esta crisis en términos de discriminación, violencia y vulneración de derechos».

El estudio pone de manifiesto que en el ámbito del cuidado se ha producido un proceso de «re-familiarización», es decir, un aumento de la dependencia de las mujeres respecto a los recursos de los hombres.

Con la llegada de la pandemia, las responsabilidades del trabajo doméstico y del cuidado en los hogares han aumentado, debido al cierre de centros escolares, la suspensión de servicios que facilitan la conciliación, al aislamiento domiciliario o a la interrupción de los servicios de cuidado profesionales a las personas mayores.

«Esta ‘re-familiarización’ de los cuidados, que han supuesto las medidas que han tenido que ser adoptadas para hacer frente al virus, ha tenido un impacto importante en la vida de mujeres y hombres pero, fruto de la desigual distribución de las tareas de cuidados en el ámbito del hogar preexistente, el impacto ha sido asimétrico y ha afectado, sobre todo, a las mujeres», concluye el trabajo.

Conviviendo con el agresor

La influencia del covid-19 también ha sido desigual en el ámbito laboral, ya que las trabajadoras de los sectores feminizados, como enfermeras, auxiliares de enfermería, limpiadoras, cuidadoras, trabajadoras en residencias de personas mayores o auxiliares administrativas, han tenido que trabajar más duro de lo habitual, afrontando mayores riesgos sicosociales, al tiempo que ha aumentado la carga de trabajo no remunerado en sus hogares.

Por otra parte, tal y como señaló la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en relación con la incidencia del covid-19 en el mercado de trabajo, esta influencia ha sido más grave entre las mujeres trabajadoras que entre los hombres, ya que está relacionada con la sobrerepresentación en algunos de los sectores económicos más afectados por la crisis, como la hostelería, los restaurantes o el comercio.

En cuanto a la violencia contra las mujeres, las medidas sanitarias para prevenir y paliar la propagación del virus han llevado a las víctimas que convivían con los agresores a pasar largos periodos de tiempo para salir de sus hogares y buscar ayuda social o institucional, conviviendo mientras tanto con su agresor.

En palabras de la directora de Emakunde, Izaskun Landaida, «admitir que la pandemia del covid-19 y sus impactos afectan de manera diferente a mujeres y hombres es fundamental para garantizar una respuesta eficaz, centrada en las personas y sensible al género, con un claro objetivo de no dejar a nadie atrás».