Las hermanas Fernández-Agustí eligen Zuazo para «asentarse»
Los caminos de Magdalena (Oviedo, 1999) e Isabel (Oviedo, 2001) Fernández-Agustí vuelven a cruzarse esta temporada. Después de estar separadas tres cursos tras toda una vida jugando juntas al balonmano, Zuazo les abre la posibilidad de demostrar su conexión en el mismo equipo. Están contentas y sus padres, encantados al verlas disfrutar. Mada elegió Barakaldo para asentarse, e Isi espera lo mismo.

Me ha copiado», dice entre risas Isabel Fernández-Agustí en cuanto ha escuchado la descripción que le ha hecho su hermana Magdalena –más conocida como “Mada”–. «Destacaría que tiene un potencial y una capacidad para llegar a donde le dé la gana, porque lo tiene todo: físico, las ganas, el trabajo...», afirma la mayor, que va a disputar su segunda campaña en las filas de Zuazo.
Isabel o “Isi” acaba de recalar en Barakaldo y las dos hermanas Fernández-Agustí vuelven a reencontrarse en un mismo equipo. No ocultan su alegría en la primera semana de entrenamientos: «Llevábamos unos cuantos añitos sin estar juntas».
Han coincidido en el mismo equipo en toda la trayectoria hasta senior. «Siempre hemos jugado juntas, realmente», señala Mada, que matiza que a pesar de llevarse dos años –una es nacida en 1999 y la otra en 2001– Isi siempre «subía» a su equipo.
En cuanto Mada terminó el Bachillerato, con 17 años a punto de cumplir los 18, puso rumbo a Valladolid. Tras un año en territorio pucelano pasó otro en el Morvedre hasta que en 2019 aterrizó en Lasesarre. Dice que tenía ganas «de asentarse en un equipo» y ha encontrado en Zuazo el proyecto deseado.
Su hermana, Isi, llega a Zuazo con la misma premisa: volver a disfrutar. Y la más veterana considera que es un buen lugar para volver a reencontrarse con la mejor versión. «Solo tiene que encontrar un buen sitio, que yo creo que puede ser este, para poder explotar todo eso», resume Mada, mientras Isi le mira de reojo.
«A ver cómo igualo yo eso», suelta Isabel antes de subrayar las características de su hermana mayor. «La capacidad para superarse, la constancia en el trabajo, sin duda. No conozco a una persona que trabaje más que ella», cuenta, y Mada se ríe a su lado, afuera del polideportivo de Lasesarre. Certifica que le admira y que cree «que siempre ha sido muy constante, siempre ha trabajado por ella misma y no por nada más, y por fin ha encontrado un club donde pueda darlo todo, donde está feliz, y nada, que es la mejor».
Buena referencia del club
Isi también dejó su Oviedo natal nada más terminar el Bachillerato. El año pasado se sumó al proyecto de un Elche que se ganó el sobrenombre de equipo revelación, colocándose en la parte noble de la clasificación. No obstante, no fue la mejor experiencia de la menor de los Fernández-Agustí, que se autodefine como «muy dependiente, muy de casa, de estar cerca, de tener a mi familia cerca».
«Irme a la otra punta de España no se me hizo fácil. Además fui a Elche, que exigen muchísimo. No supe llevarlo de la mejor forma y se me hizo difícil», expresa Isabel. Asegura que fue un aprendizaje más.
Es por ello que repite que le toca disfrutar de este deporte –lo hizo en sus primeras declaraciones como jugadora de Zuazo como en esta entrevista concedida a GARA–. Consciente de que «no está en su mejor forma», espera recuperar sensaciones en un grupo en el que prima «el buen rollo». «Es tal y como me habían contado», asegura la única cara nueva del club baracaldés. «Estoy súper bien, súper cómoda y se nota que hay buen ambiente», precisa la recién aterrizada en Euskal Herria.
«Hablé con él, y me dijo que era un año con muchas expectativas para terminar en la mejor posición posible», detalla Isi, sobre su conversación con el entrenador Joseba Rodríguez “Haito”. Su hermana le escucha atenta, e incluso se ríe cuando se pone nerviosa. Se entienden fuera de la pista, se vacilan entre sí y se cuidan.
Preguntada por si su hermana le convenció para fichar por el Zuazo –«eso que te lo diga ella», replica enseguida Mada–, afirma que ella «ya tenía ganas de venir»: «Me habían hablado muy bien de este club, pero sí es verdad que un punto muy a favor fue que estuviese ella. Ella me dijo que viniese, que estaba muy bien el equipo, que iba a disfrutar, que era lo que yo necesitaba. Y decidí venir».
Isabel Fernández-Agustí es la única cara nueva de este Zuazo porque las otras dos incorporaciones son juveniles que ya estaban en la dinámica del primer equipo. Respecto a esto, la asturiana afirmó que siente un poco de presión pero tiene claro que no llega para sustituir a nadie, incluso su hermana sale para remarcar este argumento: no viene a sustituir a Amaia González de Garibay.
«Yo creo que no hay que ir a un equipo con el pensamiento de que vas a reemplazar a niguna jugadora, porque cada jugadora tiene aspectos diferentes, y no puedes igualarlos. Amaia tenía unas cosas, Isi tiene otras, y ya está, tiene que conseguir compensarse y complementarse con su compañera de puesto y sacar lo máximo las dos», recalca Mada, que no dudó en renovar su compromiso con el equipo vizcaino. «En el momento en el que me ofrecieron renovar no lo dudé ni un segundo. Tenía muchas ganas de asentarme en un equipo, de estar a gusto. Había estado tan bien el año pasado, que la verdad fue una decisión muy fácil de tomar».
Decidida a dar un paso al frente
En su segunda temporada en Barakaldo, Mada espera dar un paso al frente «y recompensar» a Haito los minutos y la confianza que depositó él en ella la pasada temporada. La central está dispuesta a «coger más responsabilidad».
La juventud impregna el Zuazo. Ainhoa Hernández, con 26 años, es la más veterana del equipo. Respecto a esto, Mada matiza que «la juventud no siempre es algo malo porque siempre vamos a poner muchísimas ganas a la hora de entrenar, a la hora de jugar» y que la mayoría de ellas lleva jugando juntas tres campañas seguidas.
Zuazo terminó el pasado curso un puesto por encima del descenso, con tres puntos de ventaja, después de un inicio dubitativo y tras mostrarse más efectivas en la segunda vuelta. En Barakaldo se sufre e Isi es consciente, «como en cualquier equipo de la categoría. Sé a lo que vengo, sé que no vengo a caminar un camino de rosas pero todo es tirar para adelante».
Mada, por su parte, cree que esta temporada será distinta. Lo que será distinto son los viajes «que se van a ahorrar» sus padres, sus fieles seguidores que iban turnando de viaje cada fin de semana: «Un fin de semana iban a Elche y otro aquí».
«Están encantados. Encima estamos a dos horas de casa, tienen muy buena relación con los padres de todas las jugadoras, se nota que estamos a gusto aquí las dos y entonces ellos están encantados, la verdad». Tanto Mada como Isi Fernández Agustí han elegido Zuazo, por su «buen rollo» para volver a disfrutar del balonmano y tratar de asentarse en la máxima categoría de este deporte que practican desde tercero de Primaria.

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