Iñigo Rudi y Ainhoa Aznarez
Representantes de Batzarre y Podemos-Ahal Dugu respectivamente
KOLABORAZIOA

Nuevo capítulo en la Mina Muga

Continúan los trámites del mega proyecto minero Mina Muga, un endiablado y retorcido proceso seguido por la empresa y permitido por los órganos fiscalizadores competentes (Gobierno Central, y los autonómicos de Navarra y Aragón). Un procedimiento enrevesado y confuso que hace aún más difícil crear una corriente fuerte de oposición al proyecto. Da la sensación que lo que quieren es precisamente eso: confundir a la sociedad.

De llevarse a cabo este será el tercer proyecto minero más importante del Estado y además subterráneo. Al frente del proyecto está la empresa Geoalcali, filial de la multinacional Highfield Resources, cuya principal actividad es la especulación financiera a través de fondos de inversión. Es el primero de otros 15 proyectos planteados en Navarra y Huesca para extraer potasa que se utiliza para producir fertilizantes para la agroindustria, explosivos o productos para la industria química. Afectará a los municipios navarros de Sangüesa, Javier y Undués de Lerda, y las comarcas aragonesas de las Cinco Villas y Jacetania.

Pese a que el proyecto cuenta con informes desfavorables de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), el Instituto Geológico y Minero de España (IGME) o el Instituto Geográfico Nacional (IGN) que han denunciado la ausencia de evaluación específica de las interacciones que podría tener la explotación minera sobre las obras hidráulicas de la zona, entre otras sobre el embalse de Yesa, las diferentes administraciones de las que depende otorgar los permisos han permitido a la empresa posteriores adendas y cambios muy sustanciales en el proyecto original. Esto es sorprendente incluso teniendo en cuenta que la ley minera actual es preconstitucional y no garantiza el respeto a la protección de la naturaleza o la seguridad, poniendo por delante la actividad minera y económica.

Hasta en cuatro ocasiones la empresa ha tenido oportunidad de redactar el proyecto que en ningún caso resuelve los siguientes problemas detectados, entre otros:

Una gran cantidad de residuos: 4 millones de toneladas anuales que quedarán almacenados en una gran montaña y que la empresa pretende reducir mediante un proceso con poco fundamento técnico de backfilling.

La contaminación salina de cauces y acuíferos.

Un aumento de la sismicidad: El caso de la sismicidad del entorno de la falla de Loiti, localizada inmediatamente al norte del yacimiento, ha sido interpretado como origen de la crisis de la canal de Berdún de los años 20, por lo que su estudio detallado es imprescindible para el proyecto y la estabilidad de la zona, pero sobre todo por su afección al embalse de Yesa y los deslizamientos que se han producido en sus dos laderas.

Una desmedida carga de transporte, cifrada anualmente en 102.500 camiones pesados en las carreteras hasta el puerto de Bilbao, puesto que no se ha conseguido transporte por ferrocarril.

Excesivo consumo de agua, casi 1 Hm3 anual (819.784 m3 en concreto): equivalente al suministro de una ciudad de 16.500 habitantes.

Actualmente se ponen a exposición pública la actualización del Plan de Restauración del “Proyecto Mina Muga” (Navarra y Aragón). Este documento, junto con el nuevo de proyecto de explotación debería haberse sometido a exposición pública durante la tramitación ambiental, y dado que no se hizo en 2019 y a partir del resumen incluido en esta tramitación, ha cambiado lo suficiente como para que sea requerido volver a someter a información pública tanto el proyecto de explotación, el proyecto de restauración y el estudio de impacto ambiental adaptado a estos. En vez de eso, se presenta un proyecto inconexo y en el que se pretende que se analicen incluso partes contradictorias: ¿Cómo se va a poder evaluar el proyecto de restauración minero si no se ha presentado el proyecto de explotación? ¿Cómo puede la declaración de impacto ambiental pasar por alto todas las interacciones con Yesa o dejar este tema para más adelante?

Son preguntas que quedan sin resolver, o quizás entendidas como fruto de la especulación que rodea a este proyecto y que se agrava con la actuación de la Fundación Geoalcali, que mediante algunos convenios y argumentos, da la impresión de pretender querer hacer un lavado de su imagen. Nos dicen que Mina Muga puede crear hasta 800 puestos de trabajo; sabemos de la imperiosa necesidad de crear empleo y más con la crisis que a todas luces se avecina, pero la creación de empleo no puede ser a cualquier precio. Mina Muga tiene un precio muy caro, ya que el impacto medio ambiental y los riesgos para las poblaciones que este proyecto puede suponer son muy elevados. Apostamos, claro está, por el bienestar económico de la zona, pero con inversiones sostenibles basadas en otro modelo, que prime la calidad de vida de la personas y nuestro entorno por encima de intereses especulativos.

Mientras tanto seguiremos dando la batalla contra este mega proyecto minero por su fuerte impacto medio ambiental, y que favorece el negativo cambio climático y un modelo agrícola insostenible.