GARA
CHARLOTTE
CONVENCIÓN NACIONAL REPUBLICANA

Reunión familiar con peso político para vender la «marca Trump»

Tras la nominación como candidato de Donald Trump, que volvió a sembrar la sospecha del «fraude electoral», la convención republicana vive una cadena de intervenciones de la familia Trump, más allá de la habitual imagen de campaña dado el peso político que ha adquirido. Su esposa trató de hacer olvidar el «plagio» de 2016 a Michelle Obama.

La convención republicana, que comenzó el lunes con la rápida nominación de Donald Trump como candidato a la reelección y su discurso en persona, dio paso a una serie de intervenciones que la acercaron a una reunión familiar.

Donald Trump Junior y su esposa, el lunes; Melania, Eric y Tiffany, ayer; Lara, hoy e Ivanka el jueves dan perfecto testimonio de la implicación de la familia presidencial en la política del país. Y de que –tras el baile de asesores que llegan y van– el presidente confía sobre todo en su clan para vender su imagen, una familia vinculada totalmente a sus negocios y con el claro objetivo de la promoción de la «marca Trump».

El ritual de los actos electorales estadounidenses está repleto de las apariciones de esposas, maridos, hijos e hijas, escenas familiares que intentan llegar al votante. Pero menos habitual resulta que, como los Trump, puedan además hablar de orientaciones políticas en las que están plenamente implicados.

Porque los Trump no son solo familiares, son altos cargos del Gobierno de Estados Unidos.

Donald Jr., Ivanka y Eric, tres hijos que el magnate tuvo con su primera esposa, Ivana, tienen un cargo oficial en la Casa Blanca o defienden ardientemente sus políticas como si se tratara de su equipo de campaña.

El mayor, Donald Trump Jr., de 42 años, aunque permanece en Nueva York con Eric para gestionar la empresa de su padre, es una estrella de las bases trumpistas.

Tan activo en Twitter como su padre, cuya política defiende retuiteando «memes» y teorías del complot y con el mismo estilo provocador. En su intervención el lunes siguió el guion general y perfiló un Partido Demócrata controlado por sus figuras más izquierdistas que «convertirán a nuestro país en una utopía socialista».

Presentó los comicios de noviembre como una elección entre «iglesia, trabajo y escuela» frente a «disturbios, saqueos y vandalismo, o, en palabras de Biden y los demócratas, ‘protesta pacífica’».

Ayer fue el turno de Melania, la tercera esposa del presidente, con el intento de hacer olvidar las acusaciones de plagio de su discurso en la convención de 2016, llena de frases sospechosamente similares al discurso de Michelle Obama en la convención demócrata de 2008.

Hoy intervendrá Eric, también en campaña a pesar de ser el más implicado en la gestión diaria de la Trump Organization.

Ivanka, que acompaña a su padre en las grandes reuniones internacionales y forma parte, con su marido, Jared Kushner, del equipo de consejeros de la Casa Blanca, se encargará el jueves de introducir el discurso de Trump que aceptará oficialmente la nominación y clausurará la convención.

Hay ausencias obvias. La sobrina de Donald Trump, Mary Trump, autora de un libro recientemente publicado que lo describe como un mentiroso narcisista, o su hermana Maryanne Trump Barry, ex juez federal que describe al presidente como «mentiroso» y «cruel».

Más extraña es la ausencia de Kushner, clave en la política exterior de EEUU –sobre todo en Oriente Medio– y una especie de alter ego del presidente, hijo de un magnate inmobiliario, envuelto en escándalos y con el mismo estilo arrogante y provocador, aunque menos locuaz.

 

Atizando el miedo

Trump fue oficialmente investido candidato el lunes con el objetivo de revertir la tendencia a la baja que los sondeos le dan frente a su rival demócrata, Joe Biden. Pero por si no lo consigue recurrió de antemano a sembrar la sospecha de un posible fraude en el voto por correo en la que lleva meses insistiendo.

El presidente pidió a los votantes que tengan «mucho, mucho cuidado» con las irregularidades que, según insiste, pueden cometerse con el voto por correo, que será muy importante en las elecciones por la pandemia. «Utilizan el covid para robar las elecciones», acusó.

También atizando el miedo insistieron en ideas como las de Donald Trump Jr. los oradores más polémicos de la noche: una pareja que enfrenta cargos en San Luis (Misuri) por haber apuntado con armas de fuego a manifestantes que pasaron delante de su casa en junio en el marco de las protestas contra el racismo y la violencia policial.

«No importa donde vivan, su familia no estará segura en los EEUU de los demócratas radicales», sentenció Patricia McCloskey, que habló sentada al lado de su marido Mark en un vídeo grabado en su lujosa residencia.

Trump continúa retratando, en caso de la victoria de Biden, un Estados Unidos entregado a bandas de matones indocumentados y grupos de extrema izquierda y en el que a ciudadanos honestos se les confiscarían sus armas legalmente retenidas.

Igualmente, Máximo Álvarez, hijo de españoles emigrados a Cuba que llegó a EEUU en 1961 aseguró que Trump «está luchando contra las fuerzas del anarquismo y comunismo», que, a su juicio, llegarán al país si gana Biden.

 

Ejecución federal contra la soberanía judicial de los navajos

Salvo indulto de última hora, un navajo será ejecutado hoy en la prisión de Terre Haute, Indiana, por las autoridades federales de EEUU por un doble asesinato. Lezmond Mitchell, de 38 años, será el cuarto condenado a muerte por inyección letal desde la reanudación en julio de las ejecuciones federales, interrumpidas en 2003. Como los hechos tuvieron lugar en territorio navajo y las víctimas eran miembros de esta tribu, la justicia federal debería haber obtenido la aprobación de la nación Navajo, aseguran funcionarios comunitarios que se basan en una ley de 1994 que rige la soberanía judicial de las tribus nativas. Los navajos, que se niegan a aplicar la pena de muerte a los nativos americanos, y las familias de las víctimas habían pedido conmutar la pena por cadena perpetua. «Sentará un precedente según el cual, independientemente de la posición soberana de una tribu indígena, el Gobierno federal puede matar a los indígenas», advierten.GARA

 

Protestas por otro caso de brutalidad policial racista

En Kenosha, Minneapolis, Nueva York o Portland miles de personas exigieron justicia para Jacob Blake, un afroamericano gravemente herido por disparos de la Policía, con la misma consigna que después de la muerte de George Floyd, hace tres meses: «No hay justicia, no hay paz». Como con Floyd, el intento de arrestar a Blake el domingo fue filmado por un testigo en la localidad de Kenosha, en el estado de Wisconsin. Las imágenes muestran al joven de 29 años perseguido por dos policías que desenfundan sus armas mientras rodea un automóvil. Un oficial agarra su camiseta cuando abre la puerta e intenta sentarse en el asiento del conductor. Luego, el policía dispara (la grabación sugiere siete tiros) y golpea a Blake varias veces en la espalda.

«¿Qué justificó todos estos disparos?, ¿Qué justificó hacerlo frente a mis nietos?», denunció ayer el padre de la víctima, indicando que su hijo «ha quedado paralizado desde los pies hasta la cintura». Herman Poster, primo de la víctima, explicó que ayer fue operado de nuevo para intentar «hacer reaccionar algunos de sus nervios». Los dos policías fueron suspendidos de sus funciones y se abrió una investigación.

Los manifestantes de Kenosha marcharon pacíficamente, pero una hora después de la entrada en vigor del toque de queda estallaron enfrentamientos con la Policía, que los atacó con gas lacrimógeno. Los manifestantes arrojaron botellas y fuegos artificiales a la policía, incendiaron automóviles y un edificio. En Minneapolis, la ciudad donde un policía asfixió a George Floyd e inició el histórico movimiento contra el racismo, los manifestantes quemaron una bandera estadounidense. En Portland, donde se han organizado marchas a diario desde la muerte de Floyd, los manifestantes corearon el nombre de Jacob Blake. El candidato demócrata, Joe Biden, aseguró que el racismo es «una crisis de salud pública» y exigió una investigación exhaustiva.GARA