Mikel INSAUSTI
PINOCHO

La versión más realista de Garrone

El romano Matteo Garrone es un habitual de los premios del cine italiano David Di Donatello, a raíz de llevarse siete estatuillas con “Gomorra” (2008), para bajar a cinco con su siguiente “Reality” (2012), volver a siete con “El cuento de los cuentos” (2015), y subir a nueve con “Dogman” (2018). “Pinocho” (2019) no podía ser una excepción y ha otenido cinco premios más de tipo técnico. Pero esta versión del clásico literario de Carlo Collodi es única y diferente a todas, sin nada que ver con el largometraje de animación de Disney de 1940, ni con la adaptación que prepara Guillermo del Tromo para Netflix, o la de de Robert Zemeckis nuevamente para Disney. Tampoco se parece a la que hizo Roberto Benigni en 2002, y en la que interpretaba al muñeco, en lugar de a Geppetto, como lo hace ahora. Y, por último, se aleja de “A.I. Inteligencia Artificial” (2001), porque al contrario de Steven Spielberg renuncia a los avances tecnológicos.

Garrone apuesta por la artesanía, con personajes diseñados en la tradición de la commedia dell’arte, y eso que cuenta para el maquillaje con el mago Mark Coluier, responsable de la franquicia “Harry Potter”. La fotografía de Nicolai Brüel utiliza unos tonos terrosos para que tenga la textura de la madera, y toda la ambientación es muy realista para mostrar la miseria de la Italia rural del siglo XIX. Utiliza una estética feista, porque el muñeco de madera se encuentra con seres de pesadilla, en consonancia con la idea de un cuento cruel protagonizado por un alma inocente a la que acechan los peligros de un mundo tenebroso.

Los pasajes turbios son mostrados sin censura ni remilgos, y así el episodio del ahorcamiento, el del pie de madera quemado, la transformación en burro o el encuentro con el gato y el zorro adquieren un tono oscuro, como las propias marionetas, que están muy humanizadas.