Raimundo Fitero
DE REOJO

Los loros

A unos loros de un zoo británico los han encerrado porque se dedicaban a insultar a los visitantes. Los loros son muy procaces y cuando escuchan un insulto se lo apropian y lo repiten hasta parecer portavoces de la banda de Casado. Los loros son muy cachondos y pueden provocar situaciones paradójicas en calles o bares. En el zoo su misión es más pasiva y si aprendieron insultos o palabras soeces se debe entender que lo aprendieron justamente de sus visitantes. O de sus cuidadores. Porque no está demostrado que escuchen las radios de la extrema derecha española, con Federico Jiménez Losantos convocando golpes de estado.

Los loros de Madrid ahora repiten una palabra que es una de las apreciaciones más justas y científicas que se pueden utilizar: caos. Los malos guionistas de la banda en retirada de Aznar, Casado y Ayuso dicen «caos» y se quedan traspuestos. Yo creo que lo dicen con énfasis y pronuncian «Kaos», porque se creen que es una ocurrencia y no un autodiagnóstico. Entre lo melifluo del ministro de Sanidad, lo bien queda de Fernando Simón, cada día más guapo, y las imbecilidades acumuladas por Ayuso, Aguado y compañía, el caos es lo que realmente define la situación en Madrid, capital y provincia. Un caos que se amplifica cuando salen un consejero de Justicia que fue pillado conduciendo una moto borracho, un consejero de Sanidad que estuvo en Vox y volvió, o no se sabe, pero que dejan a IDA ida del foco, y a Aguado diciendo que es Napoleón en el frenopático porque, para completar la foto, un consejero de Ciudadanos ha dimitido. O sea, el caos en búsqueda de la perfección caótica.

Si yo fuera loro insultaría en etrusco porque lo del ingreso en un hospital militar de Trump cada vez se parece más a una estrategia electoral. De ser verdad, la cosa se pone muy interesante.