Aritz INTXUSTA

Chivite pone a Nafarroa a liderar la reescalada

El salto dado en Nafarroa en cuanto a la contundencia de las restricciones tiene también un impacto en la política estatal. El PSOE pone a Chivite como ariete de prudencia ante la irresponsabilidad de Díaz Ayuso ante un empeoramiento palmario de la situación que Iñigo Urkullu se esfuerza mucho en no ver.

Soy consciente de que falta un día para no poder entrar o salir de Nafarroa, para que cierren los bares y que casi llegue un toque de queda. Esto tiene tal envergadura como para no hablar de otra cosa. Aun así, prefiero viajar seis meses atrás a coger perspectiva.

A finales de abril, Chivite propuso a Nafarroa como el punto por donde comenzara la desescalada. Su sistema sanitario, su tamaño y demás –a su entender– hacían a Nafarroa idónea para tal experimento. Ser el primero en desescalar casi se veía como un regalo, pues la ciudadanía tenía un hambre terrible de calle tras el encierro. Así de inconscientes éramos.

Al final, no hubo provincias piloto y la desescalada se hizo por fases. Fueron todas las CCAA a la vez, con Madrid queriendo correr más de la cuenta.

La dinámica informativa del covid ha sido tan intensa que de aquella etapa apenas nos acordamos, pero aquellos errores nos traen hasta este punto. 

Seis meses después, Nafarroa no va a ser el piloto de la desesalada, sino de la reescalada. De hecho, llevaba siéndolo hace un tiempo, pues en Nafarroa perviven las medidas más duras de cuantas se han instalado en el Estado español (a excepción de las vigentes en Catalunya desde el pasado fin de semana).

Las medidas que presentó la presidenta son profundas. No son un endurecimiento de las ya existentes, suponen un salto de nivel. Y llegan en vísperas de ese Consejo Interterritorial del jueves donde los presidentes autonómicos buscan un mínimo común casi imposible de hallar por la guerra entre PSOE y un PP vestido de Vox.

Las medidas adoptadas en Nafarroa supondrán un fuerte espaldarazo a la posición que lleven las autonomías del PSOE a la cita, vistiendo al partido de responsabilidad frente a la irresponsabilidad infantiloide de Casado y Díaz Ayuso. El balón de oxígeno es tan grande que respirarán mejor en La Moncloa. 

Así, después del anuncio, el foco del debate ya no está en el simplón estado de alarma sí o estado de alarma no. Nafarroa, sin necesidad de esta medida excepcional, da un golpe en la mesa, aplicando medidas que sí pueden tener un efecto práctico. Y en aplicación de su soberanía.

Ahora solo falta que las medidas, esta vez sí, funcionen. Abrir camino siempre es una posición de riesgo, pues se carece de referencias a las que agarrarse. Pero, en lo personal, prefiero a una Chivite liderando las restricciones que pidiendo ser la primera a la hora de quitarse las mascarillas. 

Como coda final, Urkullu quiere jugar a este juego con sus propias normas. Acaba de anunciar unas medidas incomprensiblemente suaves que son las que no bastaron en Nafarroa y las que no han bastado en ninguna otra parte.

Ojalá tenga suerte y en la CAV funcionen, pero pinta que el lehendakari se está equivocando, porque mientras lo que ocurra en Nafarroa resulta impredecible, dado que abre camino, lo que sucede con medidas como las anunciadas en la CAV ya lo hemos visto.