Raimundo Fitero
DE REOJO

Sindemia

El término sindemia lo acuñó hace unos pocos años el médico y antropólogo Merrill Singer y viene a señalar la interacción en algunas situaciones de alerta sanitaria entre los elementos puramente biológicos y los sociales. Es decir, así a simple vista, lo que es todo aquello que sucede en esos términos concretos, la covid-19 tiene demasiadas concomitancias entre la realidad social en la que viven las poblaciones más empobrecidas y sus posibilidades de contagio. Además de otras correlaciones con enfermedades previas, eso que llaman factores de riesgo que cada día que pasa se revuelven más en este auténtico caos político-sanitario, donde hay demasiados intereses confesados e inconfesables.

Estamos en una situación catastrófica, ya se habla de manera grosera de los miles de muertes que no están contabilizados ni en un lado ni en otro, pero que se demuestra un número exagerado de excedentes de muertes comparados con los mismos periodos de tiempo del año anterior y pretéritos. Muertes que cuando las extremas derechas las añaden a la estadística para señalar al ministro de Sanidad, pero que son fruto, en muchas ocasiones, de las prioridades marcadas en cada hospital o región sanitaria.

Si todos los recursos están destinados a prevenir, curar o paliar la covid-19, quiere decir que muchos infartos suceden por culpa de esa situación, que no pronosticar un cáncer a debido tiempo es un acto bastante semejante a una negligencia médica y que puede tener resultados trágicos,  por no utilizar otro tipo de consideraciones para señalar esta anomalía. Si antes de la sindemia (hago mío el concepto) los servicios sanitarios estaban bastante mal por recortes y privatizaciones, ahora son un desastre y no hay sólo que cerrar bares, hay que contratar médicos, enfermeras, rastreadores y demás auxiliares necesarios. Con urgencia.