Iñaki Lekuona
Periodista
AZKEN PUNTUA

Salvar a Papa Noel

Tres personas han muerto acuchilladas a manos de un joven de origen tunecino que llegó a Niza tras pasar por Lampedusa buscando su salvación. En la penumbra de la época en la que vivimos, el ministro francés de Interior alumbra con su foco acusador la política de inmigración, obviando la política exterior con la que su país lleva oscureciendo las vidas de sus antiguos colonizados, unos ingratos que siguen sin agradecer el inmenso regalo de la civilización cristiana con el que les ha obsequiado el laico París. La reacción de Darmanin, que no quiere «ver en todo extranjero un terrorista», como «lo hace la extrema derecha», ha sido la de repoblar las fronteras y las calles con más policía y más militares, que por algo se aumenta año tras año la inversión en Defensa e Interior. Un incremento inversamente proporcional al presupuesto en Educación o en Sanidad, que, a diferencia de aquellos, no son estratégicos. Y ante la pandemia, se apuesta por el control social cuando lo que habría que reforzar es el control político, para evitar que el interés general caiga enfermo por contagio del interés privado. Aunque, visto el avance de la enfermedad, parece tarde. No hay medios ni para las escuelas ni para los hospitales. Sólo remedios para que se mantenga el sistema de consumo, eso que llaman economía. Y sí, salvaremos a Papa Noel, pero nosotros no tenemos salvación.