Iñaki Balsategi López de Araia
Analista
KOLABORAZIOA

El discurso bilateral se impone

Ante la intención del soberanismo catalán de sumar más del 50% de los votos en las próximas elecciones autonómicas catalanas a celebrar el 14 de febrero de 2021, para así dotarse de la legitimidad necesaria ante los ojos del mundo en ese particular peregrinaje que empezaron hace ya seis años y que tiene como objetivo el ejercicio del derecho a decidir por parte del pueblo catalán, el presidente del PP catalán, Alejandro Fernández se manifestó en los siguientes términos: «el 50% no les habilita para incumplir la ley. Ellos nunca han necesitado más del 50% para llevar a cabo su plan totalitario, de hecho lo hicieron con el 47%; si lo que quieren es cambiar la Constitución para tener un referéndum, que hagan exactamente igual que los escoceses: ir al Parlamento y al Gobierno británicos». Respecto a lo de ir al Congreso y plantear sus demandas soberanistas, ésa sería la derecha, pero mucho me temo que, al igual que sucediera con el Plan Ibarretxe, la respuesta de la Cámara Baja española iba ser la misma: ¡no! A día de hoy ni la Constitución británica no escrita, oral, ni la democracia británica, pueden ser comparadas de igual a igual ni con la Carta Magna española, tan rígida y testamentaria del anterior régimen, ni con la democracia española, imberbe a pesar de sus muchos lustros, tantos como nueve , de vida: es una democracia aún joven y en desarrollo, con múltiples aspectos por retocar y mejorar.

Las ¿obstinadas? buenas gentes de Catalunya basan su discurso secesionista en el lema “Ho tornarem a fer”, en román paladino, «lo volveremos a hacer». Y es que cuando se trata de una herida tan mal cerrada como la catalana, que afecta a las capas más internas de la piel del cuerpo de Catalunya, ha dejado hondas cicatrices que hacen que el espíritu de la consulta del 9-N (2014) y del referéndum del 1-O (2017) permanezcan vigentes. El 14 de febrero del próximo año se celebrarán elecciones catalanas con aires plebiscitarios, y por lo que se puede ver, Europa no está muy por la labor de facilitar las cosas a los catalanes que abogan por la secesión. Estos días precedentes, el viejo continente ha sentado las bases de cuál es la única vía legal para convocar una consulta independentista. Y lo ha hecho a través de la Comisión de Venecia, dependiente del Consejo de Europa, que acaba de advertir que todo referéndum debe contar con el aval de la Constitución de cada país. Luego tras esta advertencia se pone coto a las aventuras independentistas de vía unilateral y se ponen en valor las bilaterales.

Siguiendo con los referendos, la legislación imperante, seguirá siendo la Constitución española en el territorio español. La ley de leyes española será la que haga de cortafuegos en base a las directrices revisadas sobre la celebración de referendos y que fue aprobada por la Comisión de Venecia en su 124 sesión plenaria celebrada los pasados 8 y 9 de octubre; Por lo tanto, la vía eslovena que en su día sirvió de espejo a Catalunya, hoy no es sino un espejo roto en el que no poderse mirar. Prima más la bilateralidad a tenor de los últimos movimientos que se vienen dando en el tablero europeo. Mas la Carta Magna española, tan longeva ella, sólamente ha sido reformada en dos ocasiones... hay que abrir el melón ya, y el Gobierno PSOE-Unidas Podemos en Madrid, debe dar un paso adelante para que así sea, aprovechando la coyuntura… y darle un buen lavado a la ley de leyes española, que hay que cepillarla para dejarla más suave, no tan rígida, y aceptable por la ciudadanía. Y recuerden que «la bilateralidad es nuestra perla competencial, muestra la capacidad de negociación de igual a igual con el Estado» (Juanjo Álvarez dixit).