Txisko FERNÁNDEZ
DONOSTIA

Los observatorios anuncian «mal tiempo» para la economía vasca

La economía es un terreno muy peligroso para quienes se aventuran a prever el futuro. Quizás por ello, precisamente, abundan los gabinetes, públicos y privados, que se dedican a realizar vaticinios a corto, medio y largo plazo. Algunos de estos análisis utilizan términos más propios de la meteorología o, en tiempos de pandemia, de la medicina.

Antes de que llegara la epidemia del nuevo coronavirus, ya estábamos acostumbrados a escuchar y utilizar en medios económicos términos más propios de las previsiones meteorológicas. Las metáforas que ilustran este comportamiento están a la orden del día, especialmente en los espacios informativos: “se observan nubarrones en el horizonte”, “está a punto de desencadenarse una tempestad en los mercados bursátiles”, “el tranquilo clima económico de nuestro país favorece la inversión extranjera”...

Ahora también hemos caído en la pulsión de utilizar términos médicos para explicar cualquier situación que ocurra fuera del ámbito sanitario. Así, podemos “tomar la temperatura” a este o a aquel sector económico o presentar planes para «combatir la pandemia del paro».

Pero, a diferencia de la meteorología, la climatología o la medicina, la economía sigue resistiéndose a cumplir estrictamente con las reglas que se le presuponen a las “ciencias exactas”, por mucho que las matemáticas estén en la base de su desarrollo de modelos a futuro, igual que para quienes analizan “el tiempo que hará mañana”.

Peor que en setiembre

Por lo tanto, no sorprende que muchos de esos modelos se elaboren en base a “sensaciones personales” y no a cifras concretas de producción o compraventa de materiales y servicios. Por ello, en este artículo hemos preferido repasar lo que dicen dos monitores de la economía vasca que recogen muchas variables para dibujar el escenario presente. No hacen previsiones, pero sus resultados pueden servir para hacer proyecciones, al menos a corto plazo.

En primer lugar nos encontramos con el “Termómetro de la Economía Vasca”, que publica la Dirección de Economía y Planificación del Gobierno Lakua. Se trata de «un indicador sintético que combina del orden de cien variables mensuales»; entre ellas, el índice de actividad industrial, la venta de viviendas, las importaciones de bienes de equipo, el paro registrado, la cifra de negocios en el sector servicios o el pasaje en avión.

La última toma de temperatura corresponde al mes de octubre y, como se observa en el gráfico adjunto, el paciente no logra recuperarse e, incluso, ha empeorado un poco respecto a setiembre, quedándose en 40,9 puntos, bastante lejos de los 50 que marcan el inicio del «crecimiento suave» de la economía.

La dirección de Economía y Planificación achaca esta evolución a que la segunda ola de contagios del covid-19 ha frenado la recuperación que este termómetro venía mostrando desde abril. Destaca que varios de los indicadores del mercado laboral, en especial la afiliación a la Seguridad Social, han empeorado en este octubre.

En el lado negativo de la balanza también coloca al sector turístico, mientras que la producción industrial y las exportaciones sí han dado muestras de una ligera mejoría.

Opinión empresarial

En el caso de Nafarroa vamos a observar un sector en concreto a través del “Índice de Clima Industrial” (ICI), elaborado por el NaStat, que, en su último análisis, dice que «la confianza empresarial sobre la actividad industrial de Navarra se modera en octubre». Este índice es «el resultado de calcular la media aritmética» de estos tres «indicadores de opinión empresarial: la cartera de pedidos, las existencias de productos terminados y la tendencia de producción».

Como en el caso de la CAV, el Instituto de Estadística de Nafarroa comenta que, «tras la recuperación iniciada en mayo», los registros del último mes –aún son datos provisionales– reflejan un enfriamiento en «las opiniones empresariales» respecto a las recogidas en setiembre. Ese frenazo es más notorio en Nafarroa que en el conjunto de la UE, donde, como se percibe en el gráfico, la caída de abril fue mucho más pronunciada.

Entrando al detalle, las empresas más grandes –con más de 250 personas en plantilla– están teniendo una visión más optimista, relativamente, del desarrollo de la crisis, mientras que las medianas (entre 50 y 250 empleados) intentan calmar la ansiedad después de haber atravesado un notable bache en la pasada primavera.

Las peores datos desde abril

Otro de los análisis de coyuntura que se han publicado esta semana es el Indicador de Confianza Económica (ESI por sus siglas en inglés) de la eurozona, que en noviembre ha registrado su primera caída desde abril, a causa, claro está, de los rebrotes de la pandemia y la reintroducción de restricciones para frenar los contagios. El ESI ha caído hasta los 87,6 puntos, frente a los 91,1 puntos del mes anterior. En el conjunto de la UE, ha bajado hasta los 86,6 desde los 90,2 enteros de octubre. Los peores datos provienen de Italia y del Estado francés, con pérdidas leves en Alemania y el Estado español.

«Eguraldi txarra» euskal ekonomiarentzat

Ingurune ekonomikoetan eguraldiaren iragarpenei dagozkien terminoak entzutera eta erabiltzera ohituta gaude. Urrutira joan gabe, Lakuako Ekonomia eta Plangintza Zuzendaritzak argitaratzen duen “Ekonomiaren termometroa” topatuko dugu. Azken tenperatura hartzea urrikoa da, eta, erantsitako grafikoetan ikus daitekeenez, pazienteak ez du bere onera etortzerik lortzen. Bestalde, Nafarroako Estatistika Institutuak “Industria Klimaren Indizea” egiten du. Azken azterketaren arabera, enpresariek egoera ekonomikoari buruz duten iritzia «moderatu» egin da irailarekin alderatuta. Gauza bera gertatzen ari da EB osoan.