Dabid LAZKANOITURBURU

Otro «recado envenenado» de Trump agravará la guerra en Yemen

Con la vista en Irán, Trump incluirá a los huthíes en Yemen en la lista de «grupos terroristas». Una decisión que agravará la crisis humanitaria y aleja aún más las esperanzas de paz. El «regalo de despedida» a su sucesor no fue el último. También incluyó a Cuba en su lista de «Estados patrocinadores del terrorismo».

El secretario de Estado de Estados Unidos, Mike Pompeo, anunció ayer que la Administración Trump saliente quiere incluir a la guerrilla huthí de Yemen y a sus mandos en la lista de «organizaciones terroristas internacionales» y que presentará una petición al respecto al Congreso en los próximos días.

EEUU pondrá así en su punto de mira al líder de los huthíes, Abdulmalik al Huthi y a los altos cargos de Ansar Allah (nombre real del grupo) Jalif Badradin al Huthi y Abdulah Yahya al Hakim. La medida entrará en vigor el 19 de enero, justo en la víspera del adiós del magnate Donald Trump y la investidura presidencial de Joe Biden.

Los huthíes son un movimiento político-militar islamista surgido de la minoría zaidí (corriente religiosa chií), mayoritaria en las provincias montañosas del norte de Yemen.

Históricamente discriminados por el poder central yemení de confesión suní, los huthíes, que deben su nombre a la dinastía de líderes tribales que fundaron el partido Ansar Allah («Seguidores de Alá»), libraron varias guerras desde los noventa contra Sanaa.

Los huthíes acogieron con esperanza la revuelta popular que destronó a su histórico enemigo, el eterno presidente Ali Abdulah Saleh, en el marco de la Primavera Árabe de 2011.

No obstante, el nuevo Ejecutivo se negó a secundar la petición de los huthíes –compartida por los sudistas de Aden– de transformar el país en clave federal. Aprovechando la desilusión popular con un nuevo gobierno yemení incapaz de satisfacer las expectativas y sujeto al control total de Arabia Saudí, los huthíes aprovecharon el caos para lanzarse en 2014 a la conquista de la capital. Las tribus suníes del centro del país les dejaron hacer.

Arabia Saudí les declaró la guerra apoyando al Gobierno yemení legítimo y reconocido por la ONU. Pero los huthíes no solo han resistido la ofensiva en prácticamente todos los frentes, sino que han lanzado ataques contra la retaguardia saudí y sus intereses petroleros.

Cuentan para ello con una temeridad militar indomable, con el adiestramiento del Hizbulah libanés, y con el apoyo, logístico y en arsenales, de Irán, en un conflicto que se ha convertido en una guerra regional por delegación.

También contra Cuba

El todavía jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, justificó la medida responsabilizándo a los huthíes del ataque con misiles el pasado 30 de diciembre al aeropuerto de Aden, capital del sur, en plena llegada del Gobierno yemení en el exilio, y que mató a 27 personas.

Los huthíes niegan responsabilidad alguna en el ataque y advierten de que podrían responder a las amenazas de EEUU.

«Son los americanos los que están en el origen del terrorismo. Las políticas y las acciones de la Administración Trump son también terrorismo y nos reservamos el derecho a responder», señaló su portavoz, Mohamed Ali al-Huthi. Se da por hecho que la guerra en Yemen se va a recrudecer y la medida anunciada por EEUU puede agravar aún más la crisis humanitaria que asola a uno de los países árabes más empobrecidos. Casi el 80% de la población, unos 24 millones de personas, necesitan asistencia y más de 20 millones se encuentra en situación de inseguridad alimentaria. Pero poco importa eso a Trump, quien en el ámbito internacional sigue tomando medidas que condicionarán a la inminente nueva Administración.

Pompeo anunció otro «regalo» que Trump dejará a Biden: la inclusión de Cuba en la lista de «Estados patrocinadores del terrorismo», de la que había retirado en 2015 el Gobierno de Barack Obama. «El Departamento de Estado ha designado a Cuba como Estado Patrocinador del Terrorismo por brindar apoyo repetidamente a actos de terrorismo internacional al otorgar refugio seguro a terroristas», señaló Pompeo.

Por su parte, Cuba denunció el «oportunismo político» de las nuevas medidas «cínicas e hipócritas».

 

En marcha el proceso del segundo juicio político

Los demócratas dieron ayer en el Congreso los primeros pasos para intentar la destitución de Donald Trump nueve días antes del final de su mandato, una sanción que quedaría en la historia de EEUU y podría poner en peligro su futuro político. Tras los sucesos del Capitolio, los demócratas prevén dos acciones. Ayer presentaron formalmente la iniciativa para un segundo juicio político contra el presidente republicano, por «incitar premeditadamente a la violencia contra el Gobierno de Estados Unidos». Los demócratas se bastan para impulsar el juicio político en la votación de mañana, tras lo que decidirá el Senado. A la vez, presentaron una resolución pidiendo al vicepresidente, Mike Pence, que destituya a Trump de su cargo, un asunto que se llevará hoy a votación, si Pence no accede antes al ultimátum de la presidenta de la Cámara, Nancy Pelosi, para que active la enmienda 25 a la Constitución que incapacite del presidente para ejercer su función.GARA