D. LAZKANOITURBURU

Rusia se revuelve contra las críticas por la detención del dirigente opositor Navalni

El Kremlin ha salido al paso de las críticas al unísono desde EEUU a la UE, desde la ONU a AI, por la detención del opositor Alexei Navalni a su regreso a Rusia acusando genéricamente a Occidente de intentar «desviar la atención de la profundísima crisis del modelo liberal».

Desde EEUU a la UE pasando por Alemania, refugio hasta ayer de Alexei Navalni, Gran Bretaña y la neutral Finlandia; desde la Alta Comisaría de la ONU para los Derechos Humanos hasta Amnesty International (AI)… Occidente, en el sentido más incluyente del término, denunció con una sola voz la detención del dirigente opositor liberal ruso y exigió su puesta en libertad inmediata, así como una investigación imparcial de su supuesto envenenamiento en agosto del año pasado.

El ministro ruso de Exteriores, Serguei Lavrov, aprovechó ayer su rueda de prensa anual para acusar «a los políticos occidentales» de intentar «distraer la atención de la profundísima crisis en que se encuentra el modelo liberal de desarrollo».

El opositor fue detenido el domingo nada más llegar a Moscú en un vuelo procedente de Berlín, con el argumento de que figura en una lista de busca y captura por no haberse presentado a la revisión periódica de una condena suspendida de 3,5 años de cárcel dictada contra él en 2014 y que fue declarada ilegal por el Tribunal Europeo de Derechos Humanos.

Lavrov insistió en que «se trata de cumplir las leyes rusas» y en que no hay motivo para abrir un caso penal para investigar el envenenamiento de Navalni, del que éste responsabiliza directamente al presidente ruso, Vladimir Putin, ya que «no encontramos nada en los análisis que sugiriesen una intoxicación con sustancias militares».

Moscú «no está satisfecho con las tendencias que observa en Occidente, cuando las élites, para tratar de alcanzar sus metas internas, buscan activamente a enemigos externos y los encuentran en Rusia, China, Irán, Corea del Norte, Cuba y Venezuela». Huelga decir que todos estos países han coincidido, en una foto en negativo respecto a Occidente, en no mentar el caso Navalni o, en su caso, en escudarse en que se trataría de una cuestión interna.

Lavrov repitió la teoría que explica la enfermedad súbita de Navalni en clave posconspirativa, poniendo en duda su supuesto envenenamiento y aireando la posibilidad de que fuera un problema de salud personal o un montaje de Alemania y, por extensión, de Occidente.

Navalni se desplomó en un vuelo interno y fue posteriormente trasladado en avión a Berlín para recibir tratamiento. La Unión Europea impuso en octubre sanciones contra varios altos funcionarios próximos al presidente ruso después de que laboratorios de Alemania, Estado francés y Suecia determinaran que Navalni había sido envenenado con un agente químico nervioso desarrollado por los soviéticos y conocido como Novichok.

El jefe de la diplomacia rusa se escudó en su convicción de la dificultad de identificar ese agente químico militar soviético y en la negativa de Berlín a mostrarle la tecnología analítica que habría permitido a Berlín, París y Estocolmo confirmar el envenenamiento.

Treinta días en prisión preventiva antes de ser llevado a juicio

Un tribunal ruso condenó ayer, antes de ser llevado a juicio, a 30 días de prisión preventiva a Alexei Navalni por un caso penal de 2014 que sus partidarios creen fabricado por Vladimir Putin. «Esa banda de ladrones que ha saqueado el país los últimos 20 años me ha dicho a la cara (...), te intentamos matar, no moriste, lo que para nosotros fue un insulto, así que ahora te encerramos», escribió un desafiante Navalni en redes sociales desde la sala de la comisaría donde se celebró la vista a puerta cerrada. «Es el grado máximo de la ilegalidad», denunció. GARA