Ramón SOLA

Puertas de la irresponsabilidad

No hay nada más impune que un tribunal. Nadie lograría rendición de cuentas de quienes ayer decidieron reabrir la hostelería si la curva de contagios en descenso repuntara de nuevo (ojalá que no). La pandemia muestra lo que ya sabíamos antes, que la teoría del reparto de poderes está quebrada por dos sitios: Urkullu se creyó «mando único», pero su margen de maniobra es el que le dejan entre el Ministerio de Sanidad –ese que pesa menos que una candidatura en Catalunya, ayer Illa hoy Darias– y los tribunales –hoy el TSJPV, ¿mañana un juzgado local?–.

Es sonrojante que los jueces entren en este terreno, pero ¡oh sorpresa! resulta que no es la única suplantación de funciones. De par de mañana conocimos a Ibon Etxeberria, miembro (ya ex) del «LABI técnico». ¿Era epidemiólogo, médico, celador al menos? No, es licenciado en Derecho, arribado al Departamento desde Eudel. Jurista como Sabino Torre, exasesor de Iñaki Azkuna. ¡Ahí va, si a Azkuna nos llevaban también José Luis Sabas y Eduardo Maiz! Casualidades de la vida, ambos antes concejales que directores de hospital que se saltan la cola de la vacuna. Podríamos seguir por Jonan Fernández, que a lo que se ve vale para todo...

Si eso es el «LABI técnico», ¿cómo será el «LABI político»? Pues el LABI político es por ejemplo Eneko Goia, alcalde de Donostia que la pasada semana, preguntado sobre si habrá Aste Nagusia en verano, respondía que «yo no renuncio nunca a nada». La desfachatez no es exclusiva de la CAV ni del PNV: sirve también el alcalde de Iruñea diciendo que ve díficiles los encierros para colar corridas de toros o el vicepresidente de Madrid afirmando que lo más sano hoy día son los gimnasios cerrados.

Por estas puertas giratorias de la irresponsabilidad sería milagro que no corriera el virus.