Agustín GOIKOETXEA
BILBO

Irati deja la cárcel de Aranjuez para convertirse en niña de la mochila

Intensa jornada la que vivirán hoy los presos Beatriz Etxebarria e Iñigo Zapirain: tras un vis a vis familiar con su hija Irati, verán cómo la pequeña de 3 años abandona la cárcel de Aranjuez con destino a Bilbo. La «angustia» embarga a la familia, dispuesta a mimar a esta nueva niña de la mochila que ve cómo la separan de sus progenitores.

Irati Zapirain Etxebarria cumple hoy 3 años, lo que le obliga a abandonar la cárcel de Aranjuez donde ha compartido su corta vida con su madre, según lo establecido en la legislación penitenciaria española. La pequeña se convierte así en una nueva niña de la mochila, quedando solo en la prisión madrileña Izadi, hija de los presos María Lizarraga e Iñigo Gutiérrez.

En el exterior de la cárcel aguardarán a Irati su abuela materna y un tío para regresar a su nuevo hogar en el barrio bilbaino de Santutxu. Antes, Beatriz Etxebarria e Iñigo Zapirain disfrutarán con su hija del vis a vis familiar que hace año y medio no tienen a causa de las restricciones impuestas por la pandemia. Un momento muy difícil para los tres, especialmente para Irati y su madre, que han compartido las 24 horas del día durante buena parte de los primeros años de vida.

«Mucha incertidumbre» es a la que se enfrentan sus familiares, reconoce Jon Zapirain, que no sabe aún qué pasará después de que su sobrina abandone Aranjuez; por ejemplo, se pregunta que sucederá con su hermano y su cuñada. «No sabemos qué van a hacer con ellos, si los van a trasladar, y a dónde, con lo que conlleva de programar los viajes y establecer nuevas relaciones», expone.

«Mantengo sentimientos encontrados. Por una parte, alegría por poder abrazar a mi nieta después de meses sin hacerlo pero, al tiempo, tristeza y angustia por lo que va a suponer para Bea. Están las 24 horas del día piel con piel. Va a ser muy duro, muy duro», confiesa Pili Caballero, que esta última semana se siente «muy angustiada» pensando en el día de hoy.

Ha ido mentalizándose para este momento, aunque insiste en que no es posible pensando en su hija presa y su nieta de 3 años. «La cuenta atrás está siendo muy dura para todos nosotros. Hace un mes veía el 8 de marzo muy lejos, pero ahora parece que las horas transcurren más rápido», asegura.

Caballero ha sacado en varias ocasiones de prisión a su nieta para «pasar una semana en el camping de Aranjuez». Todo cambió con la crisis sanitaria, ya que hace un año su hija pidió que sacara a la pequeña de la cárcel al detectarse positivos por covid-19. «Desde el 29 de mayo, cuando bajé para entregarla a su madre, no la hemos podido sacar», se queja la abuela.

«Sé que Irati va a estar muy a gusto con amama y aitite, pero no me puedo quitar de la cabeza que deja en Aranjuez a su ama y a su aita», añade con tono triste.

«Estamos a verlas venir», confiesa Zapirain, satisfecho por el trabajo que ha desarrollado la dinámica Irati Gurasoekin Euskal Herrira! para difundir la realidad que vive su sobrina y la necesidad de que se atiendan los derechos básicos de la menor. Así, han reivindicado en diferentes foros la necesidad de que la cárcel alavesa de Zaballa disponga de un módulo mixto para familias o un piso tutelado. «¿Por qué nadie tuvo en cuenta la habilitación de un módulo para familias en una cárcel construida en 2011?», vienen preguntando desde la dinámica.

La fecha del 8 de marzo de 2021 la han tenido siempre en sus cabezas y, comenta Jon Zapirain, fueron barajando cómo afrontar la situación, aunque el coronavirus ha dado al traste con casi todos los planes previos. «Esto ha sumado piedras a la mochila», lamenta.

«Día doloroso»

«Va a ser un día doloroso», avanza Zapirain, que agradece todo el apoyo y cariño que han recibido durante la dinámica Irati Gurasoekin Euskal Herrira! «Es una gozada sentirse arropado por la gente en unos momentos tan díficiles», insiste.

Desde hace ocho meses las comunicaciones de Iñigo Zapirain con su esposa y su hija son a través de videollamada. «Está siendo muy duro para mi hermano. Está muy nervioso ante el vis a vis que va a tener este lunes [por hoy], que se va a convertir en un hasta luego a Irati», desvela a tenor de las conversaciones telefónicas que ha mantenido con el preso, incidiendo en la complejidad de la situación con los sentimientos a flor de piel.

El apoyo social, político e institucional está siendo un bálsamo para unos familiares nerviosos. «No tengo palabras para agradecer todo el cariño que estamos recibiendo. Muchos son amigos de Bea y Zapi, pero otros simplemente al conocer el caso nos están arropando, nos dicen que contemos con ellos para lo que sea necesario».

Repite una y otra vez que lo que van a vivir hoy, especialmente lo que sucederá en el interior de la cárcel, será «muy duro». «Los niños tienen esa capacidad de adaptación que no tenemos los adultos. Sé que Irati va a estar bien en Bilbo, con amama y aitite, con sus primas, con el resto de seres queridos, pero su madre y su padre la van a perder», subraya la abuela.