Koldo LANDALUZE
CRÍTICA «Crock of Gold: Bebiendo con Shane MacGowan»

Bailando con la noche hasta el último trago

Julien Temple vuelve a descubrirse como un bardo moderno que se sirve de la cámara para plasmar en la pantalla todo tipo de crónicas musicales que tienen la virtud de seducir a todo tipo de espectadores que no se sientan identificados por completo con los protagonistas. En esta su nueva singladura por las mareas más vivas y enrabietadas del rock, topamos con una personalidad tan compleja como fascinante, un poeta roto y señalado por sus demonios desde temprana edad y desde que sus labios infantiles besaron por primera vez el cuello de una botella.

El carismático Shane MacGowan acapara por completo la pista central de este descarnado repaso a una acelerada vida asumida con consecuencia y resaca constante. El poeta y líder de la banda folk punk The Pogues se revela libre de ataduras en un encadenado de secuencias hilvanadas con maestría y en las que se alternan grabaciones de archivo muy bien seleccionadas, testimonios actuales y un cuidado muestrario de animaciones.

Todo ello es manejado con pericia por un Temple que pone su sello personal en la obra indagando en las emociones del retratado. De esta manera, las sonrisas y las lágrimas se dan cita en un baile obligatoriamente descompasado y con aroma de noche constante. “Crock of gold: bebiendo con Shane MacGowan” capta al detalle la propia esencia del escurridizo MacGowan, mediante secuencias que nos descubren el deterioro de alguien que se lo ha bebido todo, pero que ahí sigue. Por el camino quedan recuerdos en torno a sus orígenes gaélicos, conversaciones como las que mantuvo con Gerry Adams en torno a la lucha armada o simples balbuceos de medianoche captados a través de un hilo telefónico y aderezados con la risa que se cuela a través de una boca destrozada. El tono crepuscular inunda un excelente largometraje documental que tiene en la actuación-homenaje que se le tributó al poeta y cantante cuando este cumplió sesenta años, uno de los momentos más emotivos.