Juan Herrero
Periodista puntilloso
GAURKOA

«El milagro de Madrid» o «Madrid, distrito criminal»

Al poco de comenzar esta pandemia, que desde hace más de un año está asolando nuestro planeta, aprendimos que había dos maneras de afrontar el contagio del Sars CoV2, esto es, enfrentándose con el virus mediante severas medidas de aislamiento de la población y cerrándole al virus todos los modos y posibilidades de difusión, o aprender a convivir con él, adoptando medidas que dificulten la transmisión vírica pero sin impedir completamente el contacto humano para no dañar la economía más de la cuenta.

China, Australia, Nueva Zelanda y algún otro país optaron por el primer sistema, mientras que en el resto del mundo decidieron de forma más o menos consciente tomar la segunda vía.

En España, concretamente en la Comunidad de Madrid, se inventó una variante de este segundo método; lo que con el tiempo algunos dieron en llamar «el milagro de Madrid».

Veamos; tras dos meses iniciales de duro confinamiento, y en vista de la proximidad del verano, el Gobierno español decidió tomar la vía de convivir con la pandemia. La temporada turística no podía perderse alargando el encierro de la población. Ya sabemos, y ahora mejor que nunca, lo que representan los ingresos de la industria turística.

Algunas comunidades, como Madrid, optaron por unas medidas muy laxas y un nivel de vigilancia aún más tenue, invocando la necesidad de «compatibilizar» la salud de la población con la preservación de la economía. Los turistas no llegaron en la cuantía necesaria, pero lo que sí se consiguió con esta política tan liberal fue que a finales de setiembre Madrid tuviera de lejos la Incidencia Acumulada (IA) más alta de Europa. Fue entonces cuando alguien en el gobierno de Ayuso tuvo la gran idea: Comprar cinco millones de test de antígenos y utilizarlos para a hacer los cribados masivos de población.

A partir de ese momento, la IA de Madrid comenzó a bajar vertiginosamente, y eso a pesar de que las restricciones a la movilidad seguían siendo muy laxas. La IA bajó en un mes desde los ochocientos a los cuatrocientos casos por cada 100.000 personas en catorce días.

Sin embargo, algo no cuadraba, los casos de hospitalizaciones y de enfermos en la UCI no bajaban, y lo que es peor, tampoco se consiguió, ni siquiera en Madrid, bajar nunca de una IA de 190 casos en la segunda ola. A pesar de la ayuda de los falsos negativos que proporcionaba el abuso de los test de antígenos, los positivos no había manera de ignorarlos.

Repasando los datos del Ministerio de Sanidad sobre los test que se han hecho en el Estado español desde el inicio de la pandemia, nos topamos de frente con la prueba del nueve de la falsedad de una de las mentiras más grandes de toda la pandemia: «el milagro de Madrid».

Madrid falsea su nivel de contagio, como no podía ser de otra manera. Además de otros sistemas para adulterar la realidad del contagio, de los que se ha hablado tímidamente alguna vez –como es el retraso en el aporte de datos al Ministerio de Sanidad–, la Comunidad de Madrid abusa de los test de antígenos para hacer los cribados de población, sabiendo que estos test dan siempre negativo cuando la persona no presenta síntomas, y por lo tanto se escapan todos los contagiados asintomáticos, cuyo mayor peligro es que son capaces de contagiar a otras personas teniendo apariencia de no estar infectados. Esto no ocurre con los test PCR, que sí son idóneos para cribados masivos. Por lo tanto, el realizar demasiados test de antígenos para esos cribados masivos proporciona una fotografía del contagio completamente distorsionada a la baja.

Volviendo al caso de la Comunidad de Madrid, vemos que en esa autonomía se realizan 579 PCR por cada 100.000 habitantes y 379 test de antígenos por cada 100.000 habitantes, lo cual representa una proporción de casi un 40%. Por su parte, en la Comunidad Autónoma Vasca se realizan 1.003 test PCR por cada 100.000 habitantes y 193 test de antígenos por cada 100.000 habitantes, lo cual implica una proporción del 16.68% de test de antígenos.

De aquí es inmediata la explicación de la aparente paradoja del «milagro»: En Madrid, las restricciones en la hostelería y la movilidad son mucho más laxas, y sin embargo el nivel de contagio reflejado en sus respectivas IA es muy similar o incluso mayor la del País Vasco.

La conclusión, o conclusiones que sacan los responsables políticos de la Comunidad de Madrid son muchas y todas falsas: «Los bares no son peligrosos», «los madrileños son más sensatos con el uso de la mascarilla y respetan más la distancia de seguridad», «los vascos están todo el día de juerga en la calle», o «Ayuso sí que sabe manejar el problema sin dañar la economía», etc. Pero no, nada de esto es cierto, la explicación es mucho más sencilla: Madrid falsea la realidad del contagio deliberadamente para no verse obligada a tomar medidas más drásticas, a pesar de las terribles consecuencias que ello conlleva para la salud de los madrileños.

Los responsables de la Comunidad de Madrid dicen habitualmente muchas falsedades pequeñas y gordas, pero no es lo mismo decir que durante la pandemia la subida del PIB de Madrid es la mayor de España, a pesar de que en realidad haya bajado más de un 10%, que llevar a cabo una alteración sistémica en el cómputo de los ciudadanos contagiados.

Las consecuencias directas de esto no pueden doblegarse como los datos del contagio, y son muy obvias: El aumento del número de personas hospitalizadas y la consiguiente saturación de las UCIs. Y, claro está, el aumento de la mortandad.

Es sorprendente que la presidenta del Comunidad de Madrid y candidata del PP en las elecciones autonómicas, Isabel Díaz Ayuso, pueda presumir repetidamente, incluso durante el único debate electoral al que aceptó asistir, de haber comprado cinco millones de test de antígenos como un gran logro de su gestión, y que ninguno de los otros candidatos haya sido capaz de replicarle nada sobre este anzuelo envenenado.