Un oncólogo de los que están en primera línea de investigación asegura con esa actitud que tienen los científicos ante los plebeyos e ignorantes individuos de las clases medianamente informadas que se podrá diagnosticar el cáncer antes de que aparezca. Y remata su anuncio con una ducha fría. Pero no sabemos si se podrá tratar. Es decir, te aseguran que tendrás cáncer, pero a la vez se encogen de hombros y te piden paciencia neurótica porque cuando llegué verán si se le puede atacar o no. Entonces, ¿para qué sirve este diagnóstico precoz si no se le puede hacer frente? ¿Esta posibilidad no es crear en quienes sean estigmatizados una sensación de condena previa, que veremos si se ejecuta o no? 

Antes del diluvio los insectos y algunos mamíferos intuyen la catástrofe y buscan soluciones colectivas para escapar, aunque siempre caminan hacia el lado equivocado. Antes de cualquier acto, debería existir una posibilidad de estudio pormenorizado, así no daríamos tantos pasos en falsos, tomaríamos decisiones siempre acertadas y nos saldría el kalimotxo en grado de excelencia las más de las veces. Hoy unos cuantos millones de votantes madrileñas maldecirán no haber hecho caso a todas las previsiones que los chamanes y demoscópicos auguraban antes del día electoral.

Aunque antes de elucubrar y hacer extrapolaciones de unos resultados que están cargados de más intenciones que pretensiones, atendamos a un hecho importante, el divorcio del matrimonio Gates. Este es un acto notarial universal. Si hablamos de fusiones bancarias con esa ligereza que nos proporciona la anestesia local repitiendo las consignas neutras, un divorcio entre las personas que acumulan más capital debe ocasionar más de un problema en todo el sistema empresarial. Antes y después de.