Mikel INSAUSTI
CRÍTICA «Aquellos que desean mi muerte»

La Jolie tiene fibra de sobra para emular a Stallone

En uno de los diálogos que mantiene Angelina Jolie con el niño protagonista se defiende de las insinuaciones de su joven compañero de aventura, cuando este parece hacerse eco de los comentarios de la prensa rosa y le acusa de estar muy delgada, a lo que la actriz responde a través de su heroico personaje con una corrección bien insistente, por si no le quedara suficientmente claro al mocoso que lo suyo es todo fibra. Lo cierto es que a su mediana edad se mantiene en plena forma y es una mujer de acción más que creíble, tal vez para compensar con el buen tono muscular la pérdida de la expresión facial, que tampoco es mayor problema en una película de planos abiertos y grandes fondos paisajísticos. Además representa un perfil sicológico cuyos traumas se manifiestan mediante el castigo físico, como si se tratase de la versión femenina de los sufridos Richard Harris o Marlon Brando. Pero a quien termina emulando es al Rambo de Sylvester Stallone.

Por algo “Aquellos que desean mi muerte” (2021) pertenece en primer lugar al mismo género del “survival”, aunque su coguionista y director Taylor Sheridan intenta no desprenderse de la pasión por el neowestern que le ha dado justa fama. Y aprovecha en lo que puede un desarrollo argumental que recuerda al western clásico de Henry Hathaway “Valor del ley” (1969), revisado por los hermanos Coen. Se asemeja más, sin embargo, por su condición de thriller contemporáneo a la realización de Joel Schumacher “El cliente” (1994).

En esta ocasión, Sheridan no ha pretendido ser tan original como en su cine independiente, sabedor de encontrarse al frente de una producción de encargo, perteneciente a la nueva hornada de estrenos de Warner que se lanzan simultáneamente en la plataforma HBO Max, habiendo sido concebidos para el entretenimiento familiar. La pareja de villanos, por ejemplo, son muy de “Solo en casa” (1990).