Amaia EREÑAGA
BILBO

«Caso Costumero»: la fiscal dice que el falso SAP existe

El falso Síndrome de Alienación Parental (SAP) fue de nuevo protagonista en el segundo día del juicio contra un diputado foral y tres funcionarias del Servicio de Infancia de la Diputación de Bizkaia por prevaricación, maltrato y delito de lesiones síquicas en el «caso Costumero». Y lo hizo de forma sorprendente. Si los testigos de la entidad foral negaron que lo usaran para retirar la custodia de la menor, la fiscal deslizó que el síndrome, «por cierto, existe».

Que exista o no el falso Síndrome de Alienación Parental y que, por tanto, se apele a él o no es uno de los asuntos centrales en la vista oral que se celebra hasta hoy en la Audiencia de Bizkaia contra Sergio Murillo, diputado de Acción Social; María Antonia Giner, jefe de Recepción y Valoración del Servicio de Infancia de la Diputación; Consuelo Alonso, jefa del Servicio de Infancia, y la trabajadora social Maika Urrutxurtu. Otro, dilucidar los motivos y la forma con que la Diputación le retiró la custodia de su hija de entonces 5 años a Irune Costumero.

La segunda jornada de la vista oral resultó también intensa y algo más maratoniana que la primera. Hubo menos intensidad en cuanto a lo emocional de los testimonios, sí algo de tensión en la sala y la misma intensidad en la postura de la representante del Ministerio Público, Rosario Ramírez, alineada con la defensa de los acusados hasta extremos llamativos: cuando interrogaba a Mamen Fuentes, de los Servicios Sociales del Ayuntamiento de Barakaldo, la testigo negó que el SAP se utilice en Balora... en una pregunta en la que la fiscal deslizó esto: «¿En alguna casilla en el instrumento de valoración, utilizado por la Comunidad Autónoma Vasca, aprobado por decreto, se habla alguna vez de ese denominado, que, por cierto, existe, Síndrome de Alienación?».

La OMS lo niega, el Consejo General de Poder Judicial lo rechaza y la recientemente aprobada Ley de Protección de la Infancia persigue su utilización. Pero ayer apareció de nuevo.

El padre, «colaborativo»

Ayer pasaron veinte testigos, entre ellos el padre de la menos –José Ángel Luis López–, además de numerosos funcionarios, ertzainas y empleados de Bizgarri, la asociación que trabaja como contrata de los Servicios de Infancia de Bizkaia, que negaron que hubiera violencia el día en el que se le quitó la niña a Irune Costumero. Del padre, todos los testigos del Servicio de Infancia destacaron que «siempre ha tenido una actitud colaboradora» frente a la de la madre, que las trabajadoras sociales no dudaron en tildar de «súper invasiva» o «fusional».

José Ángel Luis explicó que la petición de que comenzaran a realizar el intercambio de su hija en el Punto de Encuentro familiar la realizó él mismo «por las denuncias falsas» que le interpuso su esposa. No terminó de explicar por qué, cuando su hija solo tenía un año y nueve meses, decidió llevársela sin permiso y evitó que la viera su madre durante cuatro meses. Posteriormente él también estuvo dieciséis meses sin verla, porque la niña no quería.

Desde aquel 4 de agosto de 2017, la menor vive con él. A preguntas de la fiscal, el padre consideró que la de Diputación «fue la mejor decisión que podían haber tomado, porque supongo que esa niña hubiera crecido sin conocer a su padre».

El interrogatorio más incisivo de la acusación particular fue el de Alazne Madinabeitia, responsable del área de Recepción, Valoración y Orientación del Servicio de Infancia de la Diputación de Bizkaia. A la reunión de trabajo semanal en la que se decidió tomar esta medida, el 27 de julio de 2017, se llegó con una propuesta del equipo técnico. Todos los informes, dijo, «hablaban de una conflictiva separación entre los padres que está afectando a la niña. Hablaban de un vínculo fusional, que se traduce en un daño en la niña». Tener un vínculo «fusional» e «instrumentalización» son los términos que utiliza en sus diagnósticos el Servicio de Infancia de Bizkaia, explicó Madinabeitia, y no el SAP. En este sentido, quiso negar «rotundamente» que actualmente se utilice el término de Síndrome de Alienación Parental tampoco en Balora, el instrumento usado en toda la CAV para la valoración de la gravedad de las situaciones de riesgo y desamparo de los menores. Aunque sí aparece en un anexo en forma de documentación complementaria.

La cuestión es que el 4 de agosto de 2017 se aplicó la orden foral de retirada de la menor y el 8 de setiembre, la Fiscalía dictó un informe diciendo que la Diputación no es quién para adoptar una medida de este calado cuando, por orden judicial, la custodia es compartida. Sin embargo, una vez tomada esta medida por la institución foral, en cuatro años no ha habido cambios en las exiguas visitas de Irune Costumero hasta que un juzgado ha dictado mantener provisionalmente la custodia del padre, pero ampliando el régimen de visitas a la madre.

Arantza Ceballos, la pediatra de Osakidetza que ha tratado a la niña desde que nació hasta que ella se jubiló el pasado mes de diciembre, quiso recordar al tribunal que «la he seguido toda su trayectoria y he estado presente en toda la problemática familiar». Conoce a la madre, poco al padre y la relación entre ambas es «maravillosa, como madre e hija, una relación de amor».

De pronto, en el año 2016, de ser una «niña cariñosa, alegre y comunicativa», constató que «cuando viene a las revisiones, está huraña y no me permite explorarla como siempre. Eso no es normal: ¿qué le está pasando en su forma de ser?».