El movimiento del opositor ruso encarcelado Alexei Navalni aseguró ayer que va a seguir adelante en su lucha, después de su desmantelamiento y de la prohibición en Rusia, una decisión denunciada por la Unión Europea, Gran Bretaña y EEUU.

Moscú reaccionó a las críticas estadounidenses acusando a Navalni de ser un «agente» de EEUU.

«Seguiremos luchando contra la corrupción», tuiteó el Fondo de Lucha contra la Corrupción (FBK), principal organización de Navalni, ironizando sobre el «peligro para la sociedad» que representa según la Justicia rusa. Un tribunal calificó el miércoles de «extremistas» a las tres organizaciones de Navalni, una decisión que las prohíbe y allana el camino para una mayor represión de sus partidarios.

El opositor, de 45 años y que cumple una pena de dos años y medio de prisión por un caso de fraude que él considera político, hizo saber inmediatamente en Instagram que «no se detendrá». «Nos arreglaremos, evolucionaremos, nos adaptaremos. Pero no vamos a retroceder en nuestros objetivos e ideas. Es nuestro país y no tenemos otro», escribió.

La medida abre el camino para llevar a cabo acciones judiciales contra sus colaboradores si siguen con la movilización. Una nueva ley les prohíbe presentarse a las elecciones, especialmente a las legislativas previstas en setiembre.

El equipo de abogados que defiende el movimiento del opositor afirmó que no se había presentado «ninguna prueba de extremismo».

Un representante de la Fiscalía, en cambio, aseguró que esas organizaciones «incitaban al odio y a la hostilidad hacia los representantes del poder».