Raimundo Fitero
DE REOJO

Por lo bajo

Va a resultar que la flor de la canela y del lenguaje educado, fundamentado, con uso de formas que ayuden a resaltar el fondo, en el edificio guardado por dos leones de piedra de la carrera de San Jerónimo, no lo utilizan los castellanos viejos, ni los fachas nuevos, sino los políticos con criterios, aunque sean periféricos. Los acentos y dejes insulares, andaluces, vascos, asturianos, valencianos o catalanes dotan de mucha mayor enjundia a las ideas que transmiten que la supina vacuidad del ser insignificante abulense que siempre muestra su cara de boxeador noqueado y su lectura funcionarial de adjetivos y conceptos escritos por amanuenses dopados con dosis exageradas de ira, odio y envidia.

Un acento tan significante, bello y matizable como es el murciano, en la boca maltratada por el lanzamiento de huesos de aceituna se convierte en un remedo de película española del destape y la calvicie actoral como símbolo de la masculinidad en calzoncillos de franela que viene a encarnarse en el secretario general de un partido podrido. La sombra transparente de la nada que es Inés Arrimadas no saca una voz del pozo de las mentiras para otra cosa que para reclamar un billete de vuelta. Por eso el trueno de esos españoles trentinos, abarrotados de testosterona de sobre tienen a un pistolero enardecido como transistor con las pilas bajo mínimos.

Cada miércoles en las sesiones del llamado control al gobierno, se confirma que esa oposición tabernaria, grita para que no se escuchen a los jueces que les investigan. Son una banda de tránsfugas de su propia identidad que intenta huir por lo bajo, como sanguijuelas descompuestas. Con este panorama, los que gobiernan y quienes les apoyan, tienen enfrente solamente muestras de desesperación, barullo e incapacidad para entender el momento político actual.