Marcel PENA
Bilbo

De Mali a Euskal Herria: la crisis migratoria más allá de los datos

CEAR-Euskadi presentó ayer un informe sobre la situación migratoria, con motivo del Día Internacional del Refugiado. Más allá de los datos, la crisis migratoria alberga historias como la de Souleymane Fuyugu, refugiado que este lunes consiguió la protección subsidiaria.

Detrás de las cifras y porcentajes derivados de las crisis migratorias se esconden historias reales de personas que han tenido que recorrer miles de kilómetros para tratar de encontrar un futuro. Ese es el caso de Souleymane Fuyugu, un refugiado maliense que llegó el pasado mes de marzo a Bilbo después de pasar por Senegal, Mauritania y las Islas Canarias.

Fuyugu explicó su periplo en la presentación del informe anual de CEAR, titulado «Las Personas Refugiadas en España y en Europa», que en el caso de la CAV se celebró ayer en Bilbo. El refugiado maliense contó que en Mali vivía en una aldea en el centro del país, donde ejercía como profesor de francés. Sin embargo, cuando grupos armados yihadistas llegaron al poblado les obligaron a cerrar la escuela y Fuyugu tuvo que iniciar su viaje. «Quemaban casas y asesinaban a la población. También nos robaban nuestras pertenencias, animales y todo lo que teníamos. Nos quitaron el trabajo, el comercio y también la educación, no quieren que exista. Me tuve que marchar de ahí porque mi vida estaba en peligro. Yo no vine a Europa por placer, vine porque estaba sufriendo», dijo Fuyugu, quien antes de salir del país probó suerte en la capital de Malí, Bamako. Dadas las dificultades para ganarse la vida, Fuyugu se trasladó primero a Senegal y más tarde a Mauritania, momento en que un amigo lo convenció para embarcarse rumbo a las Islas Canarias.

«El viaje en barco duró cuatro días; íbamos 44 personas a bordo. Recuerdo pasar mucho miedo porque no sé nadar», relató Fuyugu sobre el viaje. Después de llegar a Las Palmas de Gran Canaria en setiembre del año pasado, ingresaron a Fuyugu en un Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) durante 20 días, y pasó los siguientes cinco meses en un hotel a la espera de que lo trasladaran a la península tras pedir asilo. El pasado marzo, Fuyugu llegó a Bilbo y desde el pasado lunes cuenta la protección subsidiaria.

Aunque el maliense declara «estar bien y tranquilo» en Euskal Herria, la historia de Souleymane Fuyugu tiene otra cara menos feliz. En Mali, tuvo que dejar a su hermano pequeño: «No fue fácil dejar mi país atrás y a mi hermano pequeño, que es mi única familia. Me marché para poder darle un futuro mejor a él». Finalmente, Fuyugu pidió a la comunidad internacional «que abra sus ojos y no sea cómplice de gobiernos corruptos y dictadores como el de Mali y del resto de países del África francófona».

Solicitudes en la CAV

Junto a Souleymane Fuyugu también comparecieron la directora de CEAR-Euskadi, Patricia Bárcena, y la responsable de comunicación de la organización, Naiara Gutiérrez, para presentar los datos y conclusiones del informe «Las Personas Refugiadas en España y en Europa».

En el caso de Araba, Bizkaia y Gipuzkoa, los datos del Ministerio español de Interior reflejan que 3.085 personas solicitaron asilo en la CAV durante 2020, un 36% menos que las presentadas en 2019 (4.826). Según explicaron las responsables de CEAR-Euskadi, la disminución de peticiones se debe a los efectos de la pandemia, como el cierre de fronteras internacionales.