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La cifra de personas refugiadas y desplazadas se duplica en nueve años

La cifra de personas desplazadas y refugiadas batió en 2020 un nuevo récord, con al menos 82,4 millones obligadas a vivir fuera de sus hogares a causa de las guerras, la violencia, la persecución y las violaciones de los derechos humanos, según se recoge en un balance que la ONU difundió ayer, en el que se insta a los líderes mundiales a trabajar para revertir esa incesante tendencia al alza.

En su informe anual sobre tendencias globales, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR) constata un nuevo incremento, del 4%, en relación a los 79,5 millones registrados a finales de 2019, cuando ya se habían alcanzado cifras sin precedentes. Los nuevos datos, que duplican los de 2011, cuando había 40 millones de desplazados y refugiados, suponen asumir que un 1% de la población mundial sufre desplazamiento forzoso.

Detrás de los números

La tendencia al alza, por noveno año consecutivo, no se ha revertido ni siquiera por la pandemia de covid-19, que precisamente ha derivado en limitaciones generalizadas a la movilidad y cierres de fronteras.

Las emergencias no cesan y ACNUR tiene ya registrados a 20,7 millones de refugiados. Más de dos terceras partes derivan de solo cinco países: Siria, con 6,7 millones; Venezuela, 4 millones; Afganistán, 2,6 millones; Sudán del Sur, 2,2 millones; y Birmania, 1,1 millones. El 86% ha recalado en países vecinos, mientras que Turquía se mantiene como el que más refugiados acoge, con 3,7 millones.

Además, 48 millones de personas figuran como desplazadas internas; es decir que han abandonado sus hogares pero se han quedado en sus países. El número de desplazados internos ha crecido en 2,3 millones, impulsado en gran medida por las crisis de Etiopía, Sudán, los países del Sahel, Mozambique, Yemen, Afganistán y Colombia.

El Alto Comisionado, Filippo Grandi, ha llamado a seguir trabajando para garantizar ayuda humanitaria y soluciones a largo plazo. «Detrás de cada número hay una persona forzada a dejar su hogar y una historia de desplazamiento, desarraigo y sufrimiento», ha subrayado.