Fede de los Rios
JO PUNTUA

El fascio cañí

España está secuestrada en manos de minorías que la odian y que quieren acabar con ella», comunicó hace unos días la lideresa madrileña en rueda de prensa desde Moncloa, no en un bar tras litro y medio de cazalla. Incluso como hipérbole resulta excesiva. No cumple su cometido. La que daba voz en twitter a Pecas, el perro de la marquesa «castiza» y «liberal», carece de medida. La cordura está ausente en su relato sobre lo que acontece.

Ayer mismo, como analista internacional y refiriéndose a Cuba espetó que «lo más importante es no perder la libertad en los lugares donde aún está asegurada como Madrid o España». Es decir, que hace tan solo unos días España se encontraba raptada y en peligro de desaparición y horas después ya gozaba de una libertad asegurada. Este decir sin pensar es lo que impera en el Reino de la impostura y el improperio. Día y noche las derechas carpetovetónicas españolas siembran de odio las tierras donde gobiernan o tienen representación, llamando a la reconquista de lo que consideran gobiernos ilegítimos en las irredentas regiones periféricas. Todo lo que no sea ellos es maldad intrínseca de aviesas intenciones. Toda forma de representación política no ocupada por ellos es ilegítima; su minoría es el sentir general de la patria y la mayoría de los otros una suma de perversas minorías malignas.

Hasta de una pandemia quieren sacan provecho. Ahora el tribunal, cuya buena parte de elementos fueron designados a propuesta de herederos del franquismo, ha declarado ilegal el Estado de Alarma decretado por Parlamento y Gobierno españoles. El mismo Tribunal que anuló el Estatuto de Catalunya, el que tutela la Constitución que sigue haciendo de España Una, Grande y Libre.

A esta ola de anticomunismo, patrioterismo, misoginia y odio al diferente dicen algunos que no debemos llamarle fascismo. Que los Casado, Ayuso, Cantó, Abascal, Arrimadas, Díez y demás bocachanclas sean más simples que el mecanismo de un sonajero no anula el peligro de la irracionalidad de su política sino al revés.

Al loro camaradas.