La semana pasada, el LABI aprobó nuevas medidas restrictivas para el sector de la Hostelería. ¿Cómo están viviendo esta situación?

A decir verdad, muy mal; reinventándonos cada dos días. Cuando empezó todo esto nos tuvimos que encerrar en casa; después tuvimos que acostumbrarnos a preparar comida y llevarla a domicilio; luego nos volvieron a cerrar el bar otra vez; ahora nos vienen de nuevo más medidas restrictivas…

¿Qué opinión le merecen todas esas limitaciones que se les están imponiendo desde distintas entidades gubernamentales?

Desde el principio se ha culpado al sector de la hostelería de ser responsable de todos los males que asolan a la sociedad, y por eso se han ensañado con nosotros. No solo eso, las ayudan económicas y de otra índole que nos han prometido han sido totalmente insuficientes, o directamente mentira, papel mojado. Encima nos han tratado fatal; es decir, no nos han mostrado ni un mínimo de cariño, teniendo en cuenta la situación que estamos viviendo. Siendo los que más respetamos las medidas, somos los que más dificultades estamos teniendo a la hora de ejercer nuestro trabajo. Lo cierto es que estamos muy indignados.

¿Cree que la época estival puede ayudar, de alguna manera, a levantar el vuelo y a mejorar su situación económica?

El verano ha sido tradicionalmente bueno para nuestro negocio. Ahora por suerte, y porque estamos trabajando muy bien dando comidas en mesa, podemos seguir adelante. En barra, en cambio, el panorama es bastante peor, ya que si antes vendíamos al día unos trescientos pintxos, ahora podemos darnos con un canto en los dientes si vendemos cincuenta. Asimismo, este año tampoco se van a celebrar las fiestas patronales, por lo que hemos decidido dar solo comidas, y prescindir de las cenas. La situación no nos deja otra opción.