No han sido pocas las restricciones, normas y dificultades a las que se ha tenido que enfrentar el sector de la Hostelería. ¿Cómo han conseguido seguir adelante?

Pues muy pero que muy mal, a decir verdad. Para nosotros, personalmente ha sido una situación muy trágica. Muchas veces me suelo preguntar cómo diablos seguimos aún con el bar abierto; así de claro. Las ayudas de los gobiernos han sido ínfimas, y no solo eso, nos han llegado tarde y mal. No nos han servido apenas para hacer frente a la situación.

¿Como valora todas esas medidas que han perjudicado tanto a su sector y a otros muchos que dependen directamente de su negocio?

Creo sinceramente que las autoridades tenían que echar el muerto a alguien, y nos han acusado de ser los culpables de todos los males. Hemos hecho las cosas por responsabilidad un montón de veces antes que las hiciera el mismo gobierno y todos los que están alrededor. Llegamos a cerrar la calle Cuchillería antes de que llegara el primer confinamiento. Hemos tomado varias veces la decisión de no abrir un sábado, porque pensábamos que era una barbaridad, y sabíamos lo que nos estábamos jugando. Aún con todo eso parece ser que somos culpables de todo.

¿Cómo vislumbran el futuro?

Creo que nos hemos acostumbrado a ver nuestro futuro dependiendo del próximo LABI, y por ello, simplemente, esperamos al próximo LABI. Vivimos completamente al día, y el futuro es bastante negro. De todas formas, toda esta crisis nos ha servido, por lo menos, para crear la Asociación de la Calle Cuchillería, y de ese modo nos hemos unido más que nunca.