Mikel CHAMIZO
DONOSTIA
Elkarrizketa
CARMEN ARTAZA
MEZZOSOPRANO

«Para mi carrera ha sido una maravilla ganar el Concurso Viñas»

La mezzosoprano Carmen Artaza nació en Donostia e inició su formación musical con el violín en el Conservatorio Francisco Escudero y en el coro Araoz Gazte. Desde 2019 estudia en el Conservatorio Superior de Música de Frankfurt con la maestra Michelle Breedt. Ha trabajado ya con orquestas como la Sinfónica de Múnich, la del Mozarteum de Salzburgo, la London Symphony o la Sinfónica de Bamberg.

El pasado enero se celebró en Barcelona el Concurso Internacional de Canto Tenor Viñas, una competición que tiene ya 59 años a sus espaldas y que adoptó su nombre en honor de Francisco Viñas, contemporáneo de Julián Gayarre y, como este, uno de los grandes tenores de su época. El Viñas es, probablemente, el concurso de canto más importante ahora mismo en el Estado español y fuera tiene también bastante repercusión, así que se ha convertido en una dura competencia a la que se presentan cantantes de todo el mundo. Los aficionados al canto lírico suelen seguir sus diferentes fases en directo o por las redes, y este año, desde las primeras eliminatorias, algunas voces empezaron a señalar ya a una clara favorita: la mezzosoprano Carmen Artaza. La sorpresa llegó cuando la donostiarra, en la final que se celebró en el Gran Teatre del Liceu, terminó llevándose no uno, ni dos, ni tres, sino seis premios del concurso, incluidos los más importantes. Un récord histórico, que hizo que durante unos días el nombre de Artaza estuviera en boca de todos los melómanos y que, ya pasada la resaca, le está abriendo las puertas de muchos escenarios importantes. Entre ellas, las de la Quincena Musical, donde esta tarde ofrecerá un recital dentro del Ciclo de Música de Cámara que se celebra en San Telmo. Artaza estará acompañada por el bajo Frederic Jost y por el pianista Hilko Dumno.

 

Usted se formó vocalmente en la cantera del Coro Easo, concretamente en el seno de Araoz Gazte Abesbatza. ¿Fueron aquí sus primeros contactos con el canto?

Mi familia siempre ha sido muy aficionada a la música y, ya de niña, mis padres me inculcaron el interés a través del violín, que comencé a tocar en el Conservatorio Francisco Escudero de Donostia. El primer contacto con el canto llegó un poco más tarde, cantando en el Araoz Gazte.

 

¿En qué momento decidió tomarse la voz más en serio y perseguir una carrera como cantante?

Mi pasión por la música fue creciendo con los años, pero nunca hubiera pensado que podría llegar a ser “suficientemente buena” para dedicarme a cantar. Pero cuando acabé el bachillerato en Dresden (Alemania), decidí presentarme las pruebas de acceso. El resultado fue tan positivo que me hizo afianzarme en la decisión y perseguir lo que siempre había sido mi sueño. A partir de aquel momento, siempre me lo he tomado muy en serio.

 

¿Quiénes fueron sus profesores aquí, antes de irse a Alemania?

Mucha gente ha sido muy generosa aquí, en Donostia, y ha invertido mucho tiempo y esfuerzo en mi carrera. Aunque nunca llegué a tener un profesor de canto aquí, en el Coro Easo me han ayudado mucho y también en el Conservatorio y en el Colegio Alemán. Todos me dieron buen consejo y apoyo. 

 

Imagino que estudiar en Alemania, y vivir de primera mano la vida musical alemana, la daría una visión nueva de cómo puede ser la carrera de una cantante. ¿Cómo fueron fueros sus primeros pasos en ese país?

Desde el momento en el que empecé a estudiar en Alemania, tuve muy buenas oportunidades que me han permitido cantar innumerables oratorios y recitales. Además, gracias a la formación que he recibido allí, he podido acceder a concursos y hacer audiciones para el Festival de Salzburgo, donde formé parte del proyecto de jóvenes artistas en 2019. Gané también el Concurso Mendelssohn en Berlín, pero luego llegó el coronavirus y todos los proyectos que tenía en 2020 los fueron anulando. ¡Por eso el premio del Viñas ha llegado en un momento inmejorable! 

 

¿Se esperaba que fuese a generar tanto entusiasmo cuando se presentó al Concurso Viñas?

Para nada esperaba tanto éxito. Yo me tomé este concurso con calma, nunca pensaba poder llegar tan alto en esta competición, por lo que intenté ver este concurso como un disfrute y una experiencia más. Así que, cuando cada tarde mandaban las listas de los elegidos para la siguiente fase y veía mi nombre, no me lo podía creer. En la final, pudimos cantar en la ópera del Liceu. Para mí, cantar sobre este escenario ya fue uno de los mejores regalos, un sueño hecho realidad. Allí han cantado todos los grandes y, cuando pisé el escenario, me emocioné y únicamente pensé en hacer música. Parece que dio un buen resultado.

 

Hay artistas que están de acuerdo con los concursos y otros que no están interesados en participar en ellos, pero es innegable que ejercen una gran influencia sobre las carreras de los músicos. ¿Cómo ha afectado a la suya el éxito en el Concurso Viñas?

Para mi carrera, particularmente, ha sido una maravilla ganar el Viñas, ha supuesto un buen empujón hacia adelante. Incluso con las limitaciones que hemos tenido por la covid, he hecho mi debut en la Ópera Estatal de Hannover, he cantado con la Orquesta de las Islas Baleares en Mallorca, también en un concierto organizado por el Festival de Salzburgo y sobre el escenario del Teatro Real de Madrid… Para las próximas temporadas, también me están saliendo proyectos muy interesantes. Entre otras cosas, el año que viene vendré a cantar en la Ópera de Bilbao (ABAO), algo que me hace especial ilusión.

 

Su repertorio es bastante variado: desde roles en óperas barrocas de Haendel, clásicas de Mozart y papeles belcantistas, a óperas de los siglos XX y XXI, pasando también por Puccini y Verdi. ¿Disfruta con esta variedad o piensa dirigir su carrera por un camino más concreto?

De momento, estoy muy contenta con la variedad de repertorio y me gustaría seguir aprendiendo en todas las direcciones. Sí es verdad que, ahora mismo, en el ámbito de la ópera veo en Mozart a un compositor que cada vez me gusta más y que le hace mucho bien a mi voz. Cantar Mozart supone un gran esfuerzo porque requiere mucha concentración en la técnica vocal, pero he ido aprendiendo a disfrutarlo y a interpretar sus pequeños detalles.

 

Su recital en Quincena Musical va a ser compartido con el bajo-barítono Frederic Jost. ¿Se conocen desde hace mucho?

Nos conocimos hace ocho años en el Conservatorio de Múnich, donde estudiamos ambos y donde empezó a forjarse nuestra amistad. Frederic y yo trabajamos con la misma profesora y siempre nos ayudábamos dándonos consejos sobre técnica y repertorio. Además, tiene mucha experiencia sobre el escenario, ya que ha estado durante dos anos en la Ópera Studio de la Staatsoper unter den Linden de Berlín. Transmite una energía muy positiva y me encanta cantar con él.

 

¿Qué han preparado para el recital, qué selección de canciones y arias han hecho?

Mucho Mozart, sobre todo en la segunda parte del concierto, que es dedicada por completo a arias de ópera. Yo interpretaré algunas muy conocidas, como “Voi che sapete”, y también verdaderas joyitas de este compositor, como el rondó de “La Clemenza di Tito”. Por otro lado, creo que la primera parte del concierto resultará de lo más divertida, porque vamos a interpretar unos ciclos de canciones italianas que cuentan pequeñas historias: uno de ellos sobre una carrera de góndolas venecianas (“La regata veneziana” de Rossini) y, el otro, sobre los métodos que existen para conquistar a una mujer (“Canciones italianas” de Schubert).

 

Su carrera y su vida ahora está centradas en Alemania, pero imagino que le hará ilusión volver a Donostia para actuar en el festival de música más importante de la ciudad. ¿Regresará a Euskal Herria en el futuro? ¿Es posible desarrollar una carrera de canto aquí?

Me hace muchísima ilusión cantar en casa y es todo un honor actuar para un público del que yo he formado parte durante muchos años. Siempre que puedo vuelvo a Donostia y sí, creo que en unos años podría hacer “base” aquí y viajar para cantar. Aquí están mi casa, mi familia y mi gente, y lo estarán siempre.