Koldo Campos
Escritor
AZKEN PUNTUA

Al otro lado hay alguien

Ese recurrente enunciado que habla de un “cuidado de calidad, integral y personalizado”, hermosa declaración de principios común a residencias, geriátricos, escuelas, institutos, gimnasios, guarderías, bancos y salones de belleza, entre otras sostenidas y sustentables instituciones, como concepto es maravilloso, pero tiene un defecto: necesita personal.

No quiero dar por sentado que hayan sido identificados en San Jose Egoitza de Azkoitia, tampoco homologados, los citados cuidados integrales y, caso de que así sea, si han devenido en especie en vías de extinción por falta de personal, pero si la propuesta residencial no fuera tan personalizada y cada vez se pareciera más a un almacén de trastos viejos, también entonces sería necesario más personal porque la falta de personal provoca hartazgo, tensiones, gritos, fatiga, silencios, llantos, enojos, miedos, crispaciones, agobios, carencias, angustias, presiones, abandonos, tardanzas, errores, dolores de espalda, dolores de cabeza, dolores… también accidentes.

No siempre van a estar cerca familiares como Mari Carmen o Marisol o residentes como Elías para llegar a tiempo y evitar que alguien que ha perdido el control de su silla de ruedas se vaya calle abajo y sin frenos.

Pregunté hace tres columnas si había alguien al otro lado. Ahora sé que sí: el negocio.

(Preso politikoak aske)