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Una bici y una nevera para iluminar Yobe Nkosi

Malawi es considerado uno de los países más pobres del planeta. Sólo el 11% de su población está conectada a la red eléctrica y en la zonas rurales, apenas el 4%. En ciertos lugares tras la caída del sol todas las actividades se detienen. Eso pasaba en la aldea de Yobe Nkosi, a más de 300 km de Lilongwe. De vuelta allí tras sus estudios, Colrerd Nkosi, hoy de 38 años, no podía volver a su vida cotidiana sin electricidad. El río Kasangazi fluía frente a su casa con la fuerza suficiente para hacer girar los pedales de su bicicleta y jugando con una dínamo logró llevar corriente a su casa. Ante la afluencia de vecinos para recargar sus móviles, decidió que tenía que ampliar su proyecto. Creó una pequeña cascada y con el compresor de una nevera hizo una turbina hidroeléctrica. Hoy Yobe Nkosi se abastece de electricidad gracias a su centralita artesanal impulsada por el motor de una desgranadora de maíz. La energía, prácticamente gratuita, se transporta a través de cables de acero colgados de troncos de árboles. No es rentable, pero Nkosi quiere conectar aldeas y escuelas. Un comercio justo es posible, si se quiere.