Imanol INTZIARTE
DÉCIMO ANIVERSARIO

BASQUE CULINARY CENTER, ALIMENTAR LA PASIÓN POR LA GASTRONOMÍA

BASQUE CULINARY CENTER CELEBRA DIEZ AñOS QUE LO HAN CONVERTIDO EN UN CENTRO DE REFERENCIA INTERNACIONAL. TOCABA PARAR UN MOMENTO, GIRAR LA CABEZA, VER QUÉ SE HA HECHO Y FELICITARSE POR ELLO.

Parece que fue ayer, pero ya ha pasado una década desde que “lo de la universidad para aprender a cocinar”, una definición muy usada a pie de calle, abrió sus puertas. Y tocaba celebrarlo. No es para menos, en un territorio en el que lo de ponerse a los fogones o sentarse a la mesa va mucho más allá de un mero ejercicio de superviviencia, sino que es arte, placer, cultura, sociedad. Vida.

Diez años desde que un grupo reconocido y reconocible de cocineros como Pedro Subijana –hoy sentado en una silla de ruedas y con una pierna inmovilizada–, Andoni Aduriz, Juan Mari y Elena Arzak, Eneko Atxa, Hilario Arbelaiz o Diego Guerrero se alió con Mondragon Unibertsitatea para dar forma a la receta que les bullía en la mente.

En Donostia, en la sede del Basque Culinary Center (BCC), se dieron cita ayer lunes los impulsores del proyecto, quienes lo dirigen y representantes institucionales como el lehendakari Iñigo Urkullu, la consejera de Desarrollo Económico Arantxa Tapia, la presidenta del Parlamento de Gasteiz, Bakartxo Tejeria, el diputado general de Gipuzkoa, Markel Olano, el alcalde, Eneko Goia, o el representante del Gobierno español en la CAV, Denis Itxaso. No faltaba nadie.

El cielo amenazaba lluvia, pero aguantó lo suficiente para sacarse la foto oficial en el exterior, con un fondo de alumnos y alumnas que recién arrancan el curso. A renglón seguido, en el coqueto auditorio, la violinista y cantante Maite Larburu era la encargada de dar la bienvenida con su música.

Un vídeo resaltaba la gastronomía como un sector de vital importancia en lo económico, social y cultural y utilizaba la metáfora de la colmena para definir a un centro que busca «polinizar» a la sociedad de la que forma parte.

Joxe Mari Aizega, director, destacaba que «este aniversario me ha servido para hacer una pausa y mirar a todo lo que hemos conseguido en estos diez años». En el maremágnum de cifras, algunas llamativas sobre la relevancia internacional del centro, como que «1.950 millones de personas leyeron el año pasado alguna noticia en la que aparecía el BCC».

Nuevo edificio

U otras sobre su impacto económico, como que ha generado 170 millones de euros en una década o que cada año aporta de una u otra manera más de 4 millones de euros a las arcas fiscales de Gipuzkoa. «Somos un ejemplo de lo que puede dar de sí la colaboración publico-privada», remarcó, una idea que se fue repitiendo durante todo el evento.

Con vistas al futuro, Aizega mencionó la construcción de un nuevo edificio que acogerá el Gastronomy Open Ecosistem (GOE), centrado en la innovación y en la creación de una comunidad digital global. Estará ubicado también en la capital guipuzcoana, concretamente en Gros, junto a la Kultur Etxea de Okendo, en un espacio que bordea la Avenida de Navarra. Los trámites ya están en marcha.

Más de 8.000 personas

Vicente Atxa, presidente del Patronato del BCC y rector de Mondragon Unibertsitatea, agradeció el respaldo de empresas y administraciones, y subrayó que «más de 8.000 personas de 30 países diferentes» han pasado por las aulas del centro, que además del grado en Gastronomía y Artes Culinarias ofrece diferentes Masters, imparte cursos online, investiga, fomenta el emprendizaje, lleva a cabo numerosas iniciativas de cara al exterior y otorga cada año el prestigioso premio Basque Culinary World Prize.

Le tocaba cerrar al lehendakari, quien felicitó el aniversario a todas las personas que de una u otra manera forman parte del entramado del BCC y destacó su carácter de «pioneros», al dotar de una nueva dimensión al mundo de la gastronomía con una apuesta por la innovación en la enseñanza que va acorde con lo que es el espíritu de la cocina de vanguardia. «Siempre buscando platos nuevos, sabores nuevos, emociones nuevas», resumió.

El Basque Culinary Center cumple diez años y sigue siendo «lo de la universidad para aprender a cocinar». Aunque somos conscientes de que sí, es eso, pero también mucho más.