Natxo MATXIN
MEMORIA HISTÓRICA DE OSASUNA

Y el tiempo recuperó al polifacético Natalio Cayuela

El Parlamento de Nafarroa acogió la presentación del libro «Y el tiempo se detuvo», biografía del polifacético Natalio Cayuela, también presidente de Osasuna durante nueve años.

Antes de ser fusilado en Valcardera junto a su hermano Santiago, ejerció como secretario de sala judicial, pero también resultó elegido presidente de Osasuna en dos periodos distintos (1923-24 y 1928-35), aunque hasta bien reciente no se le ha reconocido en el listado histórico de máximos dirigentes rojillos, pese a que bajo su segundo mandato ascendió al equipo de Tercera a Primera División por primera vez en su historia

Además de ello, presidió Acción Republicana de Navarra y el comité local de Izquierda Republicana –la causa de ser represaliado–, al igual que Cruz Roja Navarra y la comisión taurina de la Casa de la Misericordia, formando parte de otras instituciones culturales, caso del Ateneo y el Orfeón.

Toda esta rebosante trayectoria vital se recoge en "Y el tiempo se detuvo", título que hace referencia al dramático episodio que sufrió otro de los hermanos, Enrique, quien debió esconderse en el cuarto del reloj de la antigua Estación de Autobuses de Iruñea por espacio de varios meses para evitar la segura represión de los sublevados.

Eduardo Martínez Lacabe, que ha redactado tres de los capítulos del libro, destacó que las «heridas no se cerraron, por lo que no se pueden reabrir», en contestación a quienes quieren dar carpetazo al trabajo que se está llevando a cabo respecto a la recuperación de la memoria histórica.

Asimismo, puso de manifiesto la «masacre científica» que sufrió Izquierda Republicana como consecuencia de que los golpistas «no pudieran entender cómo gentes de la alta sociedad de la ciudad defendiesen estas ideas» y puso en valor cómo por primera vez se han publicado los documentos oficiales en los que constan las dos listas, con nombres y apellidos, de personas que fueron fusiladas en Valcardera.

Mikel Uharte, uno de los principales impulsores de Osasunaren Memoria, reflejó la dificultad que entraña recuperar datos sobre todas las personas que fueron represaliadas en el 36 y que, en el caso de Natalio Cayuela, ha resultado de vital importancia el testimonio de sus descendientes que viven en Chile.

Homenaje rojillo pendiente

También lanzó un guante a Osasuna, representado en el acto por su presidente, Luis Sabalza, para que se implique «de manera natural y transversal» en esta recuperación de la memoria de personas que fueron muy importantes en la constitución y primeros años de la entidad rojilla. «Ello dotaría de valores y derechos al fútbol, y Osasuna ganaría adeptos en todo el mundo», señaló.

Hay que recordar que una de las principales demandas de Osasunaren Memoria consiste en que el club realice un homenaje institucional a todos estos represaliados –se ha hablado de un saque de honor de los familiares en los prolegómenos de un partido–, sin que todavía se haya recibido respuesta afirmativa por parte de los actuales dirigentes rojillos.

De hecho, Sabalza no concretó que se vaya a realizar una ceremonia de este tipo, pero sí admitió que la entidad rojilla «no ha cuidado demasiado su historia». En todo caso, resaltó que en el libro del centenario "Osasuna 1920-2020. Osasuna valiente y luchador", redactado por Félix Monreal, pionero en el rescate de la memoria histórica, «ya hemos intentado arrojar más luz».

El abogado zangozarra insistió en que ello supuso «una labor divulgativa muy importante para que los socios conociesen una historia que no siempre fue feliz» y en la que «14 vidas osasunistas, entre ellas la de Natalio, sufrieron la cruel represión de una tragedia que nunca más se debe repetir u olvidar».

«Fue víctima de la injusticia y la crueldad, y 85 años después es justo que lo reconozcamos como presidente que fue de un club que es símbolo de unión entre navarros y sensibilidades de diferente tipo», apuntó.

«No dar gusto a los asesinos»

Por su parte, el presidente del Parlamento de Nafarroa, Unai Uhalde, reconoció que el compromiso de las instituciones con la recuperación histórica «seguramente ha llegado tarde», pero también reflejó que tanto desde el Parlamento de Nafarroa como el Ejecutivo foral, además de otras instituciones, caso de la UPNA, «se está dando un importante impulso a esta labor, ya desde la legislatura pasada».

«Queda mucho camino por recorrer, pero publicaciones tan minuciosas como esta permiten recordar a personas que fueron parte muy importante de Osasuna, de la vida social y cultural de la ciudad, y que acabaron siendo asesinadas. Debe haber justicia y reparación para ellas», aseguró.

Además de estas intervenciones, también se emitieron varios videos con mensajes de integrantes de la familia Cayuela y colaboradores de la publicación –los prologistas José Antonio Martín Pallín y Kirmen Uribe–, junto a la actuación a la guitarra de Leo Cayuela, nieto de Enrique.

«Mi abuela era una hincha exarcebada de Colo-Colo porque tenía los mismos colores que el equipo de Irun, de donde ella era natal, y siempre decía que había que vivir, a pesar de todo, pues si no se hace así, se le da más gusto a los asesinos», aseguró como colofón al acto.

Editada por Txalaparta, “Y el tiempo se detuvo” es la tercera obra elaborada por el colectivo Osasunaren Memoria –en esta ocasión firmada por Eduardo Martínez Lacabe, aunque ha sido un trabajo «en auzolan», como él mismo señaló–, tras ‘Rojos’, de Mikel Uharte, y ‘Ramón Bengaray. Osasuna y República’, de Esther Aldave.