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BEIRUT

Al menos seis muertos en el tiroteo contra una marcha chií en Beirut

Los disparos de francotiradores contra una protesta de los partidos chiíes Amal y Hizbulah ligada a la investigación de la explosión del puerto de Beirut, provocaron al menos seis muertos y una treintena de heridos y evocaron escenas de la guerra civil libanesa. Ambas formaciones acusaron del ataque a la formación cristiana Fuerzas Libanesas.

Al menos seis personas murieron y una treintena resultaron heridas durante una protesta convocada por los partidos chiíes Amal y Hizbulah frente al Palacio de Justicia de Líbano para exigir la destitución del juez que investiga la explosión ocurrida en 2020 en Beirut y por la que varios de sus dirigentes son sospechosos de negligencia.

Francotiradores dispararon contra los manifestantes, tras lo que, rápidamente, las calles se llenaron de hombres armados de Amal y Hizbulah, que respondieron masivamente, a pesar del despliegue del Ejército libanés en la zona.

Ambas formaciones acusaron a grupos de la formación cristiana Fuerzas Libanesas de haberse desplegado «por barrios adyacentes y en los tejados de los edificios para llevar a cabo operaciones directas de francotirador» contra la protesta.

Las Fuerzas Libanesas son el segundo bloque cristiano del Parlamento libanés y una antigua milicia que operó durante la guerra civil (1975-1990).

Fuentes militares señalaron que se detuvo al menos a nueve personas, a las que se sumaron luego nuevos arrestos, aunque no indicaron su filiación.

Cientos de miembros de Amal y Hizbulah habían salido a la calle para exigir el cese del juez Tarek Bitar, a cargo de la investigación por la explosión del puerto de Beirut, que en agosto del año pasado causó más de 200 muertos, 6.500 heridos y arrasó varios barrios de la capital. Varios exministros citados a declarar en el marco de las pesquisas han presentado diversas demandas para intentar que el juez sea cesado.

Ayer mismo, el Tribunal Civil de Casación de Líbano desestimó una demanda presentada contra el magistrado por los exministros Ali Hassan Jalil y Ghazi Zaiter, de Amal, que estaban llamados a declarar esta semana en relación al caso y que han sido acusados de obstruir las pesquisas para ganar tiempo hasta que recuperen su inmunidad parlamentaria en los próximos días. El predecesor del juez Bitar ya fue destituido a principios de año tras las demandas de políticos sobre quienes pesan sospechas en relación a este caso.

Tras los incidentes, el primer ministro, el suní Najib Mikati, llamó a «todos» a mantener la «calma» y contactó con los altos cargos del Ejército y el Gobierno para hacer seguimiento de la situación, al igual que el presidente libanés, el cristiano Michel Aoun.

Las toneladas de nitrato de amonio que explotaron el año pasado en Beirut llevaban años almacenadas en el puerto de la ciudad sin medidas de seguridad, y líderes como Aoun y el entonces primer ministro, el suní Hasan Diab, han reconocido que conocían su existencia antes de la tragedia.

En un país hundido en el colapso económico y social, los muertos y heridos en la calle, los francotiradores y los habitantes encerrados en sus casas atravesadas por las balas evocaron las escenas de la guerra civil en el distrito de Tayouné de Beirut, en el que estuvo la línea del frente entre Amal y la Fuerza Libanesa durante la guerra civil.

«Recordé cómo, de niña, me escondí en el pasillo de la casa, cómo hombres armados se subieron al tejado de mi edificio para disparar y prender fuego al barrio», relató Mariam Daher, de 44 años. Sahar, de 41 años, dijo sentirse «atrapado en una máquina del tiempo: son las mismas figuras de la guerra que hoy controlan nuestro futuro».