Txisko FERNÁNDEZ
MANIFESTACIÓN DE SARE EN DONOSTIA

PLURALIDAD DE VOCES AL MISMO PASO

Diez años han transcurrido desde que Donostia acogiera la conferencia internacional para la resolución del conflicto; diez años desde que ETA anunciase el cese definitivo de su lucha armada. Se ha recorrido un largo camino, aunque con menos avances de los esperados en materia penitenciaria.

Como señalaron los portavoces de Sare Bego Atxa y Joseba Azkarraga poco después de que arrancara la multitudinaria manifestación que partió a las cinco de la tarde desde el túnel del Antiguo, el próximo año por estas fechas «conmemoraremos el undécimo aniversario del fin de la lucha armada de ETA y de la Declaración de Aiete» pero, si más de un centenar de presas y presos vascos siguen fuera de Euskal Herria, y los gobiernos español y francés continúan aplicándoles «una legislación de excepción», estaríamos ante un escenario de «fracaso».

«Y no vamos a permitirlo», indicaron, reforzando así su compromiso en la defensa de los derechos de los prisioneros vascos y con «que hay que respetar todos los derechos de todas las personas, sin excepción».

De Aiete a la Concha

En este ya largo camino, la red social se siente arropada por la sociedad civil y también por la mayoría de las formaciones políticas y, «de forma unánime», por las centrales sindicales de Euskal Herria. Y esta pluralidad se reflejó en la cita previa con los medios en el monumento en homenaje a Fleming, el balcón que ensancha el paseo de la Concha llegando al Antiguo.

Allí, según iban llegando pasadas las 16:00 horas, primero hicieron corros entre saludos de unas y otros; luego, sus portavoces realizaron declaraciones a los medios; y finalizaron posando juntos para los gráficos, representantes de PNV, EH Bildu, Elkarrekin-Podemos, ELA, LAB, UGT, Steilas, ESK, EHNE, Etxalde, Hiru, CNT y CGT.

En esta ocasión, tanto los objetivos de las cámaras como los comentarios de quienes acudían a la manifestación y se paraban en este punto se dirigieron especialmente a «la delegación catalana», de la que formaban parte, entre otros, Dolors Bassa, Carmen Forcadell, Oriol Junqueras, Raül Romeva y Josep Rull.

La mayoría de las intervenciones se centraron en el lema de la manifestación: “Ibilian ibilian etxerako bidean”. Irune Berasaluze (PNV) asumió que el Gobierno español ha dado pasos en la buena dirección con el acercamiento de «los presos de ETA» a Euskal Herria y añadió que «ese es el camino que debe seguir». Maddalen Iriarte (EH Bildu) también recordó que en el camino marcado por el acuerdo de Aiete, al Gobierno español le quedan por cumplir puntos como la aplicación de la legislación ordinaria a los prisioneros vascos. En el mismo sentido se pronunciaron Maite Gartzia y Aitzole Araneta (Podemos), que abogaron por cambiar la legislación penitenciaria.

Amaia Muñoa (ELA) acusó a Madrid de «utilizar políticamente a los presos», lo que tildó de «chantaje inaceptable», e Igor Arroyo (LAB) abogó por «dar un nuevo paso a nivel social, político y sindical» para poner fin a «la situación de excepción que sufren los presos vascos». Por Etxerat, Patricia Vélez resaltó que, más allá de los números sobre acercamientos, las presas y los presos a quienes debe aplicárseles la «legislación penitenciaria ordinaria» tienen «nombres y apellidos».

También quedó claro que la solidaridad entre Catalunya y Euskal Herria viaja por una vía de doble sentido y lo hace «a toneladas», como señaló Rull. Fueron muchas las palabras de agradecimiento que se cruzaron entre ambas partes. Junqueras, que ha vuelto a nuestro país después de «cuatro años de ausencia forzosa», hizo una mención especial a la «valiente declaración» de EH Bildu y Sortu el pasado lunes en Aiete.

Una vez que la potente manifestación se puso en marcha hacia el Boulevard, fueron miles y miles las voces que corearon incansablemente “Euskal presoak etxera!», “Denok batera, presoak kalera!». Paradójicamente, en este impulso movilizador para seguir avanzando, una pancarta colocada por Sare sobre el túnel del Antiguo recogía un gran “STOP... salbuespen neurriak”.

Ese punto fue utilizado por Covite para hacerse notar unos instantes, colocando encima sus pancartas en las que acusaba de «asesinos» a presos y gudaris. Los manifestantes subieron el tono de sus cánticos y los dejaron atrás, muy atrás.

«Es posible avanzar sin olvidar, avanzar sin odiar», para «reconstruir tantos puentes rotos», comentó Azkarraga en el acto final del Boulevard.