Carlos GIL
Analista Cultural

Epilepsia

Se cumplen doscientos años del nacimiento del gran escritor ruso Fiódor Dostoievski. Se acumulan los análisis de su inmensa obra; se indaga sobre su personalidad, su biografía para incardinarla con las peripecias de algunas de sus novelas. En un artículo se plantea algo que me parece interesante de tener en cuenta. Se pregunta la autora si la epilepsia que sufría influyó de alguna manera en su manera de escribir en su prolífica obra. Hay ciertos trastornos de sistema nervioso central, en el que la actividad cerebral se vuelve anormal y además de reacciones físicas, convulsiones, proporciona, si se saben canalizar, una mirada diferente al mundo y cuando se convierte en un trazo artístico se nota una diferencia sustancial, lo que dota a esa escritura, pintura, notas musicales de un rasgo diferenciador. Es posible que la sintomatología incidiera de manera activa en su vertiente creativa, pero habrá que convenir que Dostoievski no relató nunca un ataque epiléptico en una de las noches pasadas en los casinos donde la pulsión de apostar, según Freud, es una sustitución de la masturbación, parece estar por encima de cualquier fuente inspiradora. Fue uno de los primeros escritores que cobraba, que vivía de su escritura. Su obra es fantástica, sus personajes inconmensurables, su idea de la vida que se trasluce de sus grandes hitos novelescos es pesimista, con voluntad de trascender al destino. El desamor como fuente motriz.