El Ibex terminó ayer perdiendo los 8.800 puntos, un nivel que sí defendió con éxito en la víspera. Los problemas y focos de preocupación no acaban de desaparecer. Ahora todos los ojos están puestos en las restricciones que van a imponerse en los países europeos para tratar de frenar la nueva ola de la pandemia y los posibles efectos en el crecimiento.

Por otro lado, los inversores tuvieron que cotizar datos macroeconómicos mixtos a uno y otro lado del Atlántico. En Europa, se constató la pérdida de la confianza empresarial en Alemania, donde el índice IFO, en senda descendente desde hace cinco meses, retrocedía con fuerza, pasando de 97,7 puntos en octubre a 96,5 puntos. Menos amargos eran los datos de Estados Unidos, donde las peticiones de desempleo semanal caían hasta las 199.000, cuando se esperaban 260.000. Por su parte, el IPC del tercer trimestre, en su segunda lectura, mejoraba una décima, hasta el 2,1% interanual. En el lado contrario, otro aldabonazo de la presión inflacionista con la subida del PCE subyacente hasta el 4,1% interanual, desde el 3,7% anterior. Este es un indicador decisivo para la política de la Fed.

El Ibex, tras fracasar su intento inicial de rebote, acabó con una caída del 0,26%, hasta los 8.792 puntos. El resto de bolsas europeas cerró con signo variado. Fráncfort (-0,37%) y París (-0,03%) encajaban leves cesiones, mientras que Milán (+0,63%) y Londres (+0,27%) sumaban puntos.

El peso de los recortes de Inditex (-2,42%), BBVA (-1,95%), Santander (-1,03%) y Repsol (-0,75%) inclinó la balanza del lado negativo en el Ibex. Destacó, por otro lado, Telefónica (+0,19%), que frenaba el golpe del día anterior. Las acciones de Colonial (+2,32%) y Merlin (+2,03%) encabezaron los avances.