Raimundo Fitero
DE REOJO

Antes

Antes que nada, vaya por delante una obviedad: recordar el antes no siempre es recordar el ayer, sino intentar colocar dentro de unos parámetros domésticos el uso de costumbres provenientes de la sabiduría popular o del eurocentrismo pragmático y urbano donde se dirime de manera objetiva si es bueno ducharse antes o después de desayunar. Suena el despertador, entran las ganas de esos cinco minutos, un susto vuelca la situación hacia la urgencia y a lo lejos nos queda la vergüenza pasajera de ser un obrero desclasado que ahora puede usar un dispositivo que siempre alivia por defecto u omisión.

Nadie puede asegurar que antes fue un tiempo recatado de la memoria para que incida en el ese hoy discrecional. Lo único recomendable es mirar antes de cruzar la calle, porque lo de antes nunca acaba de llegar de manera transparente al uso de la memoria intervenida por el mal uso. Yo veo que, a Yolanda Díaz, antes ministra y ahora vicepresidenta, le han crecido los desafíos cercanos porque ha pasado de ser una esperanza a una propuesta de futuro fuera de lo sumiso y es objetivo constante de ese frente demoledor de la extrema derecha mediática que ha encontrado a alguien con el que desviarse de sus idioteces habituales y retratarse como cajas de impurezas periodísticas intoxicadoras.

Antes podía ser una posibilidad, ahora comienza a ser una alternativa muy seria ya que ella dice que no le gusta que se le anuncie como estar a la izquierda del PSOE, sino que deja esa esquinita a quienes solamente quieren hacer bulto. Antes de esta declaración se la miraba con soberbia, después con miedo. Especialmente dentro de esa agrupación que recoge las mayores incapacidades llamada Unidas Podemos, que nota cómo sus ingenuidades y posiciones inocuas le hacen perder incidencia real.