Fede de los Rios
JOPUNTUA

Servidores del Orden

Semana curiosa en la que hemos podido ver tanquetas, tan conocidas por estos lares, como respuesta a las reivindicaciones de los gaditanos. Tanquetas contra obreros, en pos del diálogo social ¿hay algo más democrático y pedagógico? Seguridad ciudadana Marca España. Al mismo tiempo los principales sindicatos de los cuerpos policiales y militares realizaban movilizaciones contra la reforma de la Ley Mordaza con el lema «No a la inseguridad ciudadana».

Si se filman sus actuaciones, al parecer de ellos, sus familias, sobre todos sus niños y niñas, quedan en total desamparo. No porque puedan ver en internet a su papi en plena faena rompiendo la crisma de los desafectos al Régimen y eso les cause espanto cuando el guardián del orden se acerque a darles las buenas noches; ni siquiera porque la visión de su actuación pudiera usarse como testimonio en posibles juicios desmintiendo atestados policiales.

Los deja en desamparo porque ante el caos y la anarquía reinantes fruto del ilegítimo gobierno socialcomunistabolivariano, las masas insurgentes podrían tomar venganza en ellos y sus familias. El argumento. Tampoco se graban los hábiles interrogatorios en comisaría. Por respeto a la intimidad del detenido.

Los representantes de los españoles de bien, PP, VOX y Ciudadanos arroparon la manifestación propiciada por JUSAPOL, cuyo portavoz más mediático anunciaba por Instagram que iba estrenar la navaja que le habían regalado matando menas. Una «broma» de dirigente sindical «sacada de contexto».

¿Estarían los policías madrileños deseosos de que su alcaldesa Carmena hubiese muerto asesinada junto a los abogados de Atocha? Querían «comenzar con las cacerías de guarros, panda hijos de puta, los moros y los que los defienden», «tirarlos al mar, comida para peces», «¿El napalm no lo inventaron para basura así?» «Otra opción puede ser incrustarles casquillos vacíos en la nuca a martillazos». La justicia española dictaminó que no encontró delito de odio. Policía es sinónimo de Amor. Acordaros de Melitón, víctima de su amor al Orden.