Amparo Lasheras
Periodista
AZKEN PUNTUA

Tiempos convulsos

Cuando era niña y escuchaba a mi familia, a mi madre, hablar de la guerra, del miedo, de la angustia y el desarraigo que se llevó su infancia y dejó sus vidas en la intemperie de los vencidos, siempre pensaba que esas cosas que contaban nunca volverían a pasar. Es evidente que me equivocaba; que la ingenuidad de los pocos años me engañó con el futuro y que, desde entonces, desde la mitad del siglo XX hasta ahora, las invasiones y las guerras se han sucedido una detrás de otra, con la sombra de EEUU y sus allegados europeos, desestabilizando lo que hiciera falta para liderar la economía y el orden mundial en cualquier parte del planeta. Algunas de estas guerras se han hecho viejas y continúan a pesar de que la política mediática, a ellas y a sus trágicas consecuencias, las hayan silenciado a cal y canto, como han hecho durante ocho años con la guerra del Donbass. Un analista, experto en política internacional, se quejaba ayer, en un artículo, de la información tan sesgada que se está dando sobre el enfrentamiento entre Rusia y Ucrania. Destacaba la complejidad de un conflicto imprevisible, con causas económicas, ideológicas o históricas que se entrecruzan, como consecuencia de un tiempo convulso, de transición por el poder hegemónico global, que como decía José Mújica, camina sin dirección política y que, como siempre, solo lo sufrirá el pueblo llano.