Lekue emplea las cartas para recordar el sufrimiento en Gurs
Las misivas de Vicente Ibarreche son la base de la novela «En tiempo de cartas y púas» que Juan Lekue ha publicado con Txertoa. En la obra recoge el sufrimiento que padecieron miles de personas en el campo de concentración de Gurs, aunque deja espacio a la humanidad.

El campo de Gurs es el escenario en el que transcurre la novela “En tiempo de cartas y púas” (Txertoa) del autor de Arrigorriaga Juan Lekue. Las púas hacen referencia a la triple alambrada que rodeaba este campo de concentración de Bearn (a 18 kilómetros de Maule) en el que fueron internados en 1939 unos 18.000 combatientes republicanos, entre ellos 6.000 vascos.
Las cartas hacen referencia a las misivas que envió Vicente Ibarreche (teniente del Ejército vasco nacido en Arrigorriaga) a su mujer, Carmen, y son la estructura en la que Lekue se ha apoyado para construir la novela. Tuvo acceso a las cartas por motivos familiares, ya que está casado con su nieta.
Las misivas eran el único nexo que tenían los internados en Gurs con sus familiares. Según destacó Lekue, no servían solo para mantener el contacto, sino que eran una manera de protegerse. En la presentación de la obra, relató cómo Vicente Ibarreche le escribía a su mujer que preguntara al médico sobre su enfermedad, a pesar de que esta no existía. Si respondía que estaba curado, podría regresar a casa. Si no, no. Todo ello mientras la censura franquista controlaba todo lo que se escribía en esos papeles.
Junto a ello, las cartas cuentan las vivencias cotidianas del campo. Se aprovechan para decir que se está bien, ocultando parte de la verdad. Cuentan sus miedos y sus esperanzas. Ibarreche estuvo inicialmente internado en el campo de Argelès-sur-Mer, en Catalunya Nord, antes de ser trasladado a Gurs. Posteriormente, estuvo en un batallón de trabajadores.
La base del libro son las nueve cartas que Vicente Ibarreche envió a su familia, junto a las tres, más oficiales, que mandó a Julio Jáuregui, dirigente del PNV que se ocupaba de los refugiados.
En la novela aparecen varias personas reales junto a personajes ficticios reclamados por la narración. Entre los reales, destaca Carmen, la mujer de Vicente, que ocupa el papel central.
Carmen, eje central
«La historia ha invisibilizado a las mujeres, especialmente a las perdedoras. Pero Carmen es la base de la historia», destacó Lekue, que subrayó que ha querido «darle voz a unas personas, nuestras abuelas, que no tuvieron voz pero siempre tuvieron dignidad».
Otros personajes reales que tienen su lugar en la novela de Lekue son los quince vecinos de Arrigorriaga que estuvieron internados en Gurs. También aparecen personajes históricos como Telesforo Monzón y otros representantes del Gobierno vasco o Néstor Basterretxea. Junto a ellos, políticos de Iparralde como Jean Ybarnegaray, que pese a su condición de vascos no tenían mayor deseo que deportasen a todos los internados en Gurs, vascos incluidos.
Lekue se ha servido de un narrador anónimo que representa a todos los que estaban en Gurs. No tiene nombre, puede ser cualquiera.
La novela de Lekue refleja una situación extremamente miserable. Un campo de concentración, con hambre, violencia, miseria, frío. Frente a ello, tal y como hizo en su anterior trabajo, “Solitude” (Txertoa), recurre a la poesía y a la música «para darle algo de humanidad».
Entre los poetas escogidos se encuentran Antonio Machado, Lauaxeta y Federico García Lorca. Junto a ellos, el poeta fiterano Manuel García Sesma, que estuvo internado en Gurs. Para la música, ha optado por Frédéric Chopin y Johann Sebastian Bach.
Lekue lamentó que 83 años después del sufrimiento experimentado en el campo de Gurs, existe una realidad similar en otros campos como los de Lesbos. Han pasado más de ocho décadas, pero en algunos aspectos parece que los avances han sido mínimos.

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