Antxon Lafont
Peatón
GAURKOA

Euskal Herria-Vascongadas

Al comienzo de esta primavera, GARA ha seguido publicando artículos de peso sobre las vascongadas de ayer y de hoy entre los que destacaríamos dos de entre ellos y un reportaje en forma de interview.

Lo normal en la actividad de un Estado democrático es que aquella se encuentre regida por la publicidad y la transparencia. La actuación secreta de la Administración debe ser la excepción y tiene que estar justificada y motivada debidamente, pues lo secreto choca con los principios democráticos que conforman el accionar de un Estado de Derecho.

El primer artículo describía brevemente el modelo vasco (más bien vascongado) de transformación, recientemente presentado por EH Bildu. En las líneas publicadas resaltan algunas intervenciones. Aizpea Otaegi expone sobre la necesidad de generación de entornos que garanticen formas de vida universales para todas las personas. El sentido político de Arnaldo Otegi moderniza conceptos de tratamiento de la política que, por alianzas sin ningún paso atrás en nuestros objetivos estructurales, nos sitúen en responsabilidad de gestión. Peio Otxandiano recordaba el riesgo mortal de eludir el tratamiento de políticas de gestión ecológica.

El segundo artículo de reflexión nos lo presentaba, en siempre gratas líneas, el historiador Iñaki Egaña bajo el título “Aberri Eguna 2022”.

En los noventa años transcurridos entre el primer Aberri Eguna en 1932, Eusko Eguna por exigencia política adversa, y el de éste 2022, ha pasado agua bajo los puentes con «arreglos» más aparentes de nacionalismo que reales de soberanía. En ese largo periodo el semblante material e inmaterial de nuestro territorio se ha alterado. Términos como raza, lenguas, patria (¿o matria?), nación, han modificado, directamente o por inducción, conceptos a los que se les atribuía permanencia. Por facilidades de movimientos de población, observamos la evolución de diferentes identidades. Renan, en la conferencia pronunciada en 1882 en la Sorbona bajo el título “¿Qué es una nación?” afirmaba que, según los historiadores, la raza es «un algo que se hace y se deshace» y precisaba que atribuir a una lengua o a recuerdos históricos el valor invariable de una identidad crea una moral patriótica discutible. Hoy, ¿qué identidad de sentir existe entre los habitantes de España y los de los países hispanoamericanos? ¿Qué identidad de sentir existe entre los habitantes de Francia y los de los países ex colonizados francoparlantes?

En cuanto a movimientos de población, el porcentaje de extranjeros empadronados en la CAV es del orden del 10% de la población total como, aproximadamente, en Nafarroa, sin contar en ambos Territorios los habitantes acogidos de otras comunidades del Estado español. Los nacionalismos hoy sosiegan a los Estados si solo se limitan a virtualidades románticas que traten de conceptos vagos a menudo sensibleros, fantásticos e incluso a veces noveleros. Así como las religiones han maleado las ansias serenas de espiritualidad, los nacionalismos han impedido el desarrollo de la evolución de identidades creativas. Un nacionalismo sin derecho a decidir no pasa de ser nostálgico y romántico en este mundo codicioso incapaz de gestionar su materialismo.

El objetivo auténtico y legitimo es el alcance de la soberanía que sitúa a un Territorio en la capacidad de decidir que impone responsabilidad sin perder tiempo ni energía en apariencias. Podremos alcanzar el resultado esperado si lo tratamos como derecho humano a nivel internacional, ¿tarea utópica?. Pero, ¿es saludable un territorio sin utopías dignas de transformar lo imposible en posible, lo estéril en fértil?

En épocas recientes, a los pretendidos conciliadores políticos de carrera, no se les formaba a gestionar, se les formaba a saber saludar. Hoy, la ausencia de perspectivas políticas genera la indiferencia caótica. Si es cierto que no hay partido que tenga la solución, es evidente que hay partidos de los que sabemos que nunca la tendrán. El partido que coacaudilla el Gobierno actual fue movimiento popular que perdió su ingenio a partir de su declaración como partido político, relevando su ética de convicción por normas triviales de responsabilidad de Gobierno destinadas, casi exclusivamente, a conservar el poder.

El reportaje, interview del delegado del Gobierno español en vascongadas utiliza en su título un silogismo sui generis en el que a partir de premisas confusas precisa una conclusión que compromete a su socio de Gobierno. Afirma que «el globalismo europeo estrecha el margen del independentismo»... y que su socio lo comprende.

Soportando el mismo silogismo, nos podemos preguntar qué margen de independencia le queda a una España que carece de soberanía militar (OTAN), que no tiene moneda propia lo que supone privarse de estrategias de política monetaria independiente, que se somete a paquetes reguladores de mercados digitales, que no dispone de decisión en abastecimiento de energía, que depende en materia de información de grupos financieros internacionales propietarios de vectores de comunicación, que depende en materia de justicia de tribunales internacionales, que está sometido a obligaciones ajenas en materia de política agrícola, eta abar.

Por su estrechez de margen de independencia, ¿España es una comunidad autónoma europea, está encajonada sin derecho a decidir?

Si en este mundo lo material está en manos de anónimos gerifaltes, nos queda luchar por la soberanía en conceptos inmateriales, que caracterizan nuestro Territorio, con la libertad de decidir asociaciones de carácter material con diferentes Estados y regiones sin pedir autorización.

Por el principio de acción-reacción, savia de vida, las globalizaciones han generado serias reivindicaciones por el derecho a decidir… y a equivocarse. Es un derecho humano que aplicado, evita la tendencia, generadora de odio, a confundir adversario con enemigo.

Nuestro Territorio es Euskal Herria, del que forman parte las vascongadas.