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El nuevo primer ministro de Sri Lanka no logra embaucar a la oposición

El nuevo primer ministro de Sri Lanka, Ranil Wickremesinghe, trataba en vano de formar un Gobierno de unidad tras el rechazo categórico de buena parte de la oposición, que instaba a convocar elecciones inmediatas en un país asolado por una grave crisis económica, y su paralela política contra el clan Rajapaksa.

El principal partido de oposición y otras dos formaciones aseguran que el nuevo primer ministro, que ha sustituido al dimisionario Mahinda Rajapaksa, carece de legitimidad.

Harsha de Silva, dirigente de Samagi Jana Balawegaya (SJB), la mayor formación opositora, ha rechazado la oferta de ocupar la cartera de Finanzas e insiste en exigir la dimisión del Ejecutivo.

Pero una docena de diputados del SJB se han mostrado favorables a integrarse en el Gobierno, mientras cientos de manifestantes llevan más de un mes frente a la residencia oficial del presidente de Sri Lanka, Gotabaya Rajapaksa, exigiendo que renuncie y siga los pasos de su hermano y mentor, Mahinda, cuya residencia fue quemada por los manifestantes tras su dimisión y huida.

Un diputado, linchado

El diputado progubernamental Amarekeerthi Atukorake y su guardaespaldas murieron linchados por una multitud después de la muerte de un manifestante opositor en las razias organizadas por las milicias paramilitares del régimen para reprimir la protesta.

El Ejecutivo del clan Rajapaksa, sobrepasado por los acontecimientos, divulgó la versión de que se había suicidado, lo que ha irritado a sus seguidores, que denuncian indefensión ante las protestas.