Raimundo Fitero
DE REOJO

Arrestos

Pues van a tener razón los más avezados analistas de la coyuntura, y la pelea no es solamente ideológica, sino que tiene muchos componentes de una disputa cultural. El nombramiento por aclamación de Ayuso como delegada de la banda de Feijóo en Madrid, lo ha dejado claro. Sus discursos no son otra cosa que las excrecencias de una cultura posfranquista enquistada en grandes focos del poder económico, mediático, administrativo, policial y gastronómico. Por la gracia de dios, porque la prensa del régimen involucionista siempre va a cumplir su misión de ocultar la verdad y enaltecer al caudillo, rey, lideresa o mangante que pague bien. La cultura del pelotazo, del no sabe usted con quién está hablando o tengo un cuñado que conoce a la prima del subsecretario de agricultura del catálogo de la picaresca carpetovetónica tan característica.

Los que no debemos vacunarnos de la viruela porque ya nos hicieron la marca en plenos años de la paz de los cementerios, vemos con asombro una decisión arbitraria que nos une directamente con usos y costumbres en el ejército del franquismo, como que, si un soldado moría ahogado en una piscina, se arrestaba a la piscina y no se podía usar. Si un mulo le daba una coz a alguien, quedaba arrestado por meses, o lo más salvaje las pistas de entrenamientos, las americanas como se les conocía, quedaban cerradas, clausuradas si algún recluta moría por los excesos de sus instructores.

En el Madrid de la libertad con cerveza han clausurado una sauna. Cerrada porque se sospecha que fue el foco de contagio de la viruela del mono. Aunque esté ya detectada en muchos otros puntos del globo terráqueo, los tics culturales son así, solamente un local se estigmatiza. Estamos en la fase de insolvencia y manipulación homófoba y acientífica, signos de identidad culturalmente de derechas.