No es la primera vez que la animación sueca adapta los cuentos de Juija y Tomas Wieslander, porque la relación inicial entre la vaca y el cuervo era presentada en el anterior largometraje “Mamma Mu och kräkan” (2008), realizado por Igor Vejsjtagin. El ave, al ser más racional, tenía problemas para relacionarse con el rumiante, debido a su comportamiento excéntrico con respecto al resto de sus congéneres, pues Mu se negaba a pasar las horas tumbada en el prado, prefiriendo jugar y correr aventuras en todo momento. La nueva “Mamma Mu hittar hem” (2021) supone una muy interesante evolución, aunque sigue respetando las ilustraciones originales de Sven Nordqvist. El principal cambio es que introduce un tercer personaje animal muy de fábula, una cigüeña que lleva a Mu a cuestionarse su existencia. Planteamiento más abierto, muy bien aprovechado por el director Christian Ryltenius, fundador del estudio de animación sueco Sluggerfilm.

El conflicto creado por la entrada en escena de la cigüeña afecta directamente al cuervo, que se siente desplazado porque ha viajado poco, y en cambio el ave migratoria habla de sus viejas por todo el planeta. La respuesta del cuervo consiste en intentar desmotrar a Mu que las maravillas que cuenta la cigüeña también las puede tener sin moverse de su casa y, para intentar disuadirla, le construye un parque acuático. No basta, debido a que Mu tiene la sensación de que se está perdiendo algo, de que debe ponerse en camino para descubrir otros lugares distintos al suyo.

Estamos ante una brillante obra didáctica que reflexiona sobre la cuestión de encontrar nuestro sitio en el mundo, y lo hace a través de un lenguaje infantil muy comprensible. Mu se pregunta sobre qué es el hogar, y si los prados y la granja en la que vive no son en realidad su definitiva morada, debiendo de explorar mucho más allá.