Garbiñe Aranburu e Imanol Karrera
Secretaria general de LAB y portavoz de LAB en Navarra
GAURKOA

Cuarenta años después, hagámoslo posible

Hace cuarenta años las élites robaron a la sociedad navarra el debate y la capacidad de decidir su modelo político, social y económico. Navarra no decidió nada. Pueden presentarnos el Amejoramiento como quieran, pero es un estatuto autonómico dependiente de la Constitución española. Uno más. Sin embargo, al contrario de lo que ocurriera con otros, nunca ha sido aprobado a través de un referéndum.

El Amejoramiento nos da cuenta del comportamiento histórico de las élites reaccionarias navarras, su particular interés de convertir a Navarra en un ámbito dependiente de la oligarquía y la Constitución españolas por encima de la voluntad y necesidades del pueblo. Todos los marcos políticos son apuestas económicas, y el que se nos impone en Navarra viene a asentar, con la traición política de UGT y CCOO, los pilares económicos de la patronal navarra.

El Amejoramiento del Fuero fue el resultado de una propuesta excluyente, temerosos del empuje de una clase trabajadora navarra que pedía mejoras laborales, libertades sindicales y una democracia plena que incluyera el derecho de autodeterminación.

Simularon una negociación con el Estado con un acuerdo cerrado en Madrid. Optaron por marginar a todos los partidos excepto UPN, PSOE y UCD, excluyeron al 33% del Parlamento navarro y ningunearon a las organizaciones sindicales. Unos pocos políticos encauzaron un Estatuto de Autonomía oculto.

El movimiento obrero en Navarra estaba en una etapa de «tránsito», con unos sindicatos estatales (CCOO-UGT) vaciando el capital de autoorganización y contrapoder del pujante movimiento obrero que se forjó en los últimos años del franquismo e inicio de la Transición. Las distintas corrientes en la izquierda sindical (SU, CSUT, LAB...) intentaban mantener una resistencia a la «institucionalización» y «reformismo» que impulsaban los sindicatos CCOO y UGT.

El sindicato LAB se reafirma en su posición histórica de ruptura democrática, de impugnación del Régimen del 78. El saldo tras cuarenta años de Amejoramiento es deficitario. Lo es en términos de democratización pero también en lo que a condiciones de vida y de trabajo se refiere.

Por un lado, es evidente la limitada capacidad de decidir en Navarra políticas sociolaborales propias. Hay un aumento de las carencias estructurales de las instituciones navarras para hacer frente a las consecuencias sociales, económicas, y políticas de la pandemia, la guerra y las distintas crisis provocadas por este sistema.

Por otro, la unidad de acción entre los sindicatos CCOO y UGT, la patronal CEN y el Gobierno de Navarra supone la usurpación de la representación sindical y el diálogo social por parte de quienes, en estos momentos, cuentan con menos del 50% de la representación sindical. Así, más allá de las necesidades del tejido económico de Navarra y las necesidades de las trabajadoras y trabajadores navarros han antepuesto sus intereses políticos de mantener el modelo de Estado y su marco de relaciones sociolaborales.

Este es el verdadero balance de un Amejoramiento que cumple cuarenta años. Un autogobierno de quita y pon a la medida de la patronal y de las élites económicas de Navarra. Centralistas cuando se trata de negar derechos a la clase trabajadora. Foralistas cuando se trata de mantener en orden los intereses del Estado y las élites reaccionarias en ámbitos como la fiscalidad.

Es necesario cambiar la correlación de fuerzas actual, avanzar en la transformación de conciencias, en hacer ver que este funcionamiento y políticas deben desaparecer. Las elecciones sindicales confirman que cada vez más trabajadores y trabajadoras apuesta por superar el modelo político y socioeconómico del Amejoramiento.

Mirando al futuro, Navarra necesita instrumentos nuevos, necesita de un proyecto sólido de soberanía institucional para afrontar los grandes retos estructurales. Navarra necesita instrumentos nuevos que, como pueblo, nos permitan garantizar y posibilitar las demandas sociales, políticas, lingüísticas y culturales de la mayoría social de nuestro territorio.

Es indispensable pues, abrir un debate constituyente amplio y sin límites sobre el modelo social, económico e institucional de Navarra y, su relación con el Estado español y con el resto de territorios vascos. Respecto al ámbito sociolaboral, consideramos imprescindible la constitución de un marco propio de relaciones laborales y de protección social; de un Código Laboral y una Seguridad Social propia. Un espacio socioeconómico propio con plenas competencias y capacidad de decidir las cuestiones socio-laborales.

Hace cuarenta años nos robaron el debate. Hoy somos los navarros y navarras las que libre y democráticamente tenemos que decidir nuestro futuro. Ha llegado el momento de corregir este déficit histórico, de dar la palabra y el voto a la ciudadanía navarra.

En el capitalismo las trabajadoras no tenemos futuro. Necesitamos cambios en la economía y en el modelo institucional. Todo esto lo tenemos que hacer posible aquí, en Navarra, en Euskal Herria. Responder al capitalismo con una alternativa es un asunto global que hay que llevar a cabo pueblo a pueblo. Para poder hacerlo, Navarra tiene que recuperar su soberanía. Para que aquellos cambios que no son posibles en Madrid, puedan materializarse en Navarra. El sindicalismo soberanista no se puede poner de perfil en esta cuestión. ¡Levantémonos! Después de cuarenta años, seguimos aquí. ¡Hagámoslo posible!