Navarra Suma parece sentir una necesidad imperiosa por deshacer todo lo que se hizo en Iruñea mientras su feudo no fue feudo y no fue suyo, y, preferentemente, todo aquello que contó con la participación ciudadana con la que, por su propia naturaleza, siempre estará reñido. A cambio, sin consenso y en solitario, como corresponde también a su naturaleza, va colocando, por aquí y por allá, su firma de autor; lo mismo pueden ser absurdas megabotellas, que una megabandera de 100.000 euros.

Ahora, Navarra Suma ha decidido sacarse la espina clavada de un protocolo consensuado contra las agresiones sexistas en sanfermines. Debía escocerles mucho, porque, del que había, no ha dejado nada. Ni consenso, ni participación, ni soportes, ni información… Todo lo que la anterior alcaldía había gestionado de manera impecable. Si además es cierto que pretende arrogarse el derecho a decidir qué agresiones merecen movilizaciones y cuáles no, se adivinan intereses muy oscuros. Tan oscuros, como el lema de «libre que te quiero libre» que nos quieren colocar, barriendo el de «Pamplona libre de agresiones sexistas» mientras estas aumentan alarmantemente. En otro contexto, su lema sería poético, pero en este, es peligroso. Porque, saben señoras y señores de Navarra Suma qué ocurre? Que los depredadores sexuales también se quieren libres.